E L Ayuntamiento de Sevilla ha decidido sustituir la polémica exposición Bodies. The Exhibition, compuesta por cadáveres de seres humanos sometidos a un proceso de momificación denominado plastinación, y traer en su lugar la denominada Body Worlds, un viaje por el corazón humano, en la que también se muestran cuerpos tratados mediante la misma técnica, la cual permite visualizar con el mayor de los realismos hasta los órganos internos. La única diferencia entre estas dos macabras exhibiciones de restos de personas es el origen de los cadáveres. Mientras que en la exposición inicialmente proyectada los organizadores reconocían que no podían ofrecer garantías de que los cuerpos momificados no eran de ciudadanos chinos ejecutados por el régimen de Pekín, en la muestra sustituta se dice que los cadáveres son fruto de donaciones voluntarias en vida, pero como no se facilita la identidad de los donantes en aras de preservar un dudoso derecho a la intimidad -¿qué intimidad resta cuando se exhiben cuerpos prácticamente diseccionados?-, tampoco existe garantía de que no se trate de otros presos condenados a muerte. Más allá del origen de los cadáveres que componen la exposición del morbo, la gran cuestión de fondo por la que expresamos nuestro rechazo a que Sevilla acoja esta muestra fúnebre es su propia indignidad, ya que se reduce al ser humano a la categoría de una cosa, plastinada mediante resinas especiales, para hacer un negocio con su exhibición, del mismo modo que antiguamente se procedía en los circos con personas deformes, enanas o gigantescas, anómalas siempre para incitar a pasar por la taquilla. Con la exposición Body Worlds, el Ayuntamiento va a convertir en un similar circo de feria el Casino de la Exposición, por más que se trate de camuflar la indignidad de la muestra con el barniz pseudoeducativo del subtítulo: Un viaje por el corazón. Una exposición basada en técnicas de realidad virtual podría mostrar con fines educativos el interior del cuerpo sin necesidad de traer a Sevilla momias plastinadas de dudosa procedencia con las que se atenta contra la dignidad del ser humano. Nunca como en este caso es de más aplicación el principio de que el fin no justifica los medios.

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