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El Papa se sale del guión

EL entusiasmo que suscita este Papa se enfría cuando se sale del guión que quienes se autoconsideran progresistas, creyentes o no, le han escrito. Entonces se cabrean con él porque no es tan "moderno", "abierto" y "progresista" como creían. Ha pasado con su inequívoca condena del aborto: "El aborto no es un mal menor, es un crimen, un mal absoluto". Sin saberlo ha utilizado las mismas palabras con las que el marxista y ateo Pasolini se enfrentó al aborto en 1974: "El aborto es un asesinato", escribió entonces quien tal vez fuera el último artista total renacentista que ha dado Europa.

Le pasa a Francisco con quienes se tienen por progresistas lo mismo que al gran obispo Helder Cámara con la oligarquía brasileña: "Si doy de comer a un pobre me llaman santo, pero si pregunto por qué pasa hambre me llaman comunista". Si Francisco clama en favor de las vidas de inmigrantes y desplazados, de víctimas de las hambrunas africanas o de la opresión de los poderosos, le aplauden como a un auténtico cristiano y un hombre de progreso. Pero si clama en favor de las vidas de los fetos sanos a los que se da muerte en el vientre de mujeres sanas que viven en la tolerante y opulenta Europa, le acusan de ser un reaccionario que se mete en lo que no debe. "¡Fuera vuestros rosarios de nuestros ovarios!", claman las feministas: no se trata de vuestros ovarios, hijas mías, y desde luego no confundimos nuestros muy respetados y queridos rosarios con unas bolas chinas; de lo que se trata es de ese feto -pura y hasta desesperada voluntad de vida, como escribió Pasolini- que no es una parte de vuestro cuerpo, sino una vida distinta de la vuestra sobre la que os erigís en jueces que dictan su condena de muerte convirtiendo a los médicos en los verdugos que la ejecutan. Todo legal, naturalmente, como la pena de muerte en las democracias que la aplican.

Si Francisco levanta la voz en favor de la vida de los bosques, los animales y el ecosistema a todos se les ponen rojas las manos aplaudiéndole. ¡Por fin un Papa con conciencia ecológica! Pero si además de defender la vida de la naturaleza y de los animalitos defiende la de los fetos, es un machista que quiere arrebatarle a la mujer la libre decisión sobre su maternidad. La mentira justificando el crimen: esta libertad se ejerce tomando medidas antes del coito, no utilizando después el aborto como un brutal anticonceptivo.

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