Amás de uno le hubiera gustado ayer haberse podido colar en la sala donde discurrieron las negociaciones para alcanzar un consenso en torno a la lista de delegados que irán al cónclave federal; convertirse en espía para oír alguna conversación explosiva cuando lo que estaba en juego era el liderazgo de Griñán y el futuro de la Junta. Sobre todo, a los populares andaluces. Pero la inesperada aparición de Rosario Soto, la portavoz del PP, en el hotel donde se celebraba el cónclave fue casual. La almeriense se aloja habitualmente en dicho establecimiento y ayer tuvo que esquivar las cámaras para no salir en la foto.
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