la ciudad y los días

Carlos Colón

Testigos, actores y víctimas

LOS cambios históricos perceptibles suelen serlo para mal. Los cambios positivos se gestan en el trabajo silencioso, constante y despacioso que se desarrolla en los despachos, en los laboratorios o en las conciencias. Son procesos, no rupturas, de los que se tiene noticia cuando afloran sus frutos. Los cambios negativos, en cambio, suelen irrumpir con brusquedad, en forma de rupturas violentas, crisis y catástrofes provocadas por la naturaleza o por el ser humano. No suele ser bueno, no, tener conciencia de estar siendo testigos de hechos históricos.

Desgraciadamente en estos años lo estamos siendo. Ayer mismo lo fuimos. Las cifras del paro son históricas. Los 5,3 millones de parados -el 22,85% de la población activa-, el millón y medio de hogares con todos sus miembros en paro, la destrucción en 2011 del doble de empleos -600.000- que el año anterior, la acumulación durante cinco años consecutivos de subidas del desempleo o el 48% de los jóvenes en paro representan, como todos los medios señalaban ayer, máximos históricos.

Los andaluces, por desgracia, estamos a la cabeza de estas cifras históricas. Normalmente cuando la Historia se pasea por Andalucía es para empeorar lo que está mal en España. Encabezamos los incrementos interanuales de paro y el número de parados: superamos el 30%. Éste, además de los escándalos de corrupción, es el aval con el que los socialistas, tras gobernar durante 30 años nuestra comunidad, se enfrentan a las próximas elecciones.

No hago leña del árbol tal vez a punto de caer. Hubiera deseado que Andalucía estuviera mejor gobernada de lo que ha estado y que, de producirse en marzo su primera derrota electoral autonómica, la causa no fuera su fracaso y los 1.248.500 parados. Tampoco es hacer leña del árbol caído en las últimas elecciones afirmar que España ha tenido el peor gobernante de su historia democrática, Zapatero, en el peor momento posible, una gigantesca crisis mundial que ha dado su peor golpe en Europa. No lo celebro. Al contrario que algunos políticos no me alegro de que el mal de todos pueda acarrear votos a sus partidos.

Vivimos unos momentos tan difíciles, y el futuro inmediato se anuncia tan negro, que sólo cabe la unión entre los partidos mayoritarios, la oposición constructiva que el PP no hizo antes y el PSOE no hace ahora, el buen gobierno de quien lo ha recibido de los ciudadanos, la responsabilidad mediática -hasta ahora ausente en gran medida- y la solidaridad social con los más afectados. Porque, desgraciadamente, estamos siendo testigos, actores y víctimas de la Historia.

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