Desde mi córner

Luis Carlos Peris

El amargo cáliz de Chaparro

El trianero ya comprueba que en su camino aparecen las mismas piedras que padecieron muchos antecesores

CHAPARRO se ha metido en una encrucijada que se veía venir y de la que estaba advertido por sí y por cercanos de toda la vida, por amigos que le conocen desde tiempo inmemorial. Chaparro sabía que, por sí y por lo que esos amigos le adelantaban, que el sueño de toda una vida, ser entrenador de su Betis del alma, podía tener un precio muy amargo. Ya sabe que el cáliz que está bebiéndose porta hiel, sobre todo cuando lo bebe un hombre de su sentido de la responsabilidad, un espartano que camina por la vía y si el tren no descarrila, él sigue, sigue y sigue, como el conejito aquél del tambor para el anuncio de las alcalinas.

Pero pasa que el tren no descarrila, qué va a descarrilar. Si no ha descarrilado cuando el de la vía era el entrenador elegido, léase Aragonés, Cantatore, Clemente, Vázquez, Juande, Serra, Irureta o Cúper, cómo va a descarrilar ante un técnico que le han colocado con calzador. Si no hubiese sido por la presión popular y la mediática, de nada le habría valido a Chaparro su milagro del curso anterior. ¿O no es un milagro que este Betis se salve del descenso un mes antes de que acabe la Liga? Bueno, pues el trianero logró el sueño de toda su vida, el que se merecía, pero baste que eso fuese bueno para el Betis para que el que manda no lo tenga claro. Así de simple.

Ahora y mientras el equipo es manifiestamente mejorable, le dan un palmetazo desde las sentinas del club para que no pida el bien del Betis. En este Betis, las cosas funcionan así, palo para el que quiera lo mejor para el todavía Real Betis Balompié y parabienes para los conniventes que colaboran en su exterminio. Chaparro sabía, quizá no lo quería creer, que las cosas iban a ser así porque así fueron en estos últimos veranos, pues ¿no reforzaron al equipo de la Champions con lo que lo reforzaron? En fin, que el competente técnico trianero ya comprueba por sí mismo cómo las piedras que les ponían a sus antecesores en el camino se las ponen también a él. Estaba escrito.

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