VIENDO lo que se ve en la actualidad taurina, con los toreros en manos exógenas y unidos sólo en apariencia, el panorama es una batalla que no va a generar vencedores. Perderá el público en primer lugar, ya que será de todo punto imposible una feria en la que estén todas las figuras. Si hasta ayer de mañana, la incógnita única era la de si José Tomás iba a estar en los carteles, ahora esas dudas se han multiplicado para que la ecuación desvele cuántas son las figuras acarteladas, ¿dos, tres, quizá cuatro? Quiere decirse que de esta inoportuna batalla no va a salir ningún vencedor. Perderá el público, que no podrá ver la baraja completa, perderá el empresario por el más que probable descenso de afluencia a los tendidos y perderá, sin duda alguna, ese torero que en vez de ir a todas las ferias irá a la mitad o a menos. Y del ganadero ni se habla, pues ese sector acumula pérdidas desde tiempo inmemorial.