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Juan Ruesga Navarro /

La calle Regina

CONTEMPLO con alegría que la calle Regina se anima y sus comercios se renuevan, en un surtido variopinto y abigarrado, fiel a su tradición de zoco y camino. La calle Regina es un fino cordón umbilical que une dos partes de Sevilla. Esa parte del casco histórico que empieza en la Catedral y a través de Francos y Plaza del Pan llega hasta el ensanche de calle Imagen y la Encarnación. Y esa otra más doméstica, podríamos decir que más íntima para muchos sevillanos, que comienza en San Juan de la Palma y por la calle Feria, a modo de arteria que distribuye y organiza toda esta parte de la ciudad, termina en la Resolana. A cualquier hora del día la calle Regina es un constante ir y venir de transeúntes apresurados que van a su trabajo y hacia los comercios, de los barrios al centro y viceversa.

Siempre me ha gustado la calle Regina, desde que iba con mi madre a comprar zapatos a Carmelo Orozco. Recuerdo los comercios de muebles, con sillas de enea y mesas de camilla. Pequeñas tiendas de comestibles bien surtidas, el fascinante escaparate de la tienda de cuchillos y tijeras. La calle Regina era en aquellos años como el zaguán del siempre atractivo mercadillo del jueves, cuya puerta principal se iniciaba en la casa de los artistas. Ya hace unos años comenzó un cierto declive de ese pequeño comercio, y nuestra calle empezó a desdibujarse, aunque siempre aparecían nuevas tiendas que mantenían su condición comercial. En estos últimos años, esa tendencia de renovación ha ido a más. Y no cabe duda que la finalización de las obras de la Encarnación va a apoyar decididamente ese impulso. Varias tiendas de selectos productos de alimentación, atendidas por sus propietarios, como Piacceri Italiani y Botellas y Latas. Amables bares como La Cacharrería y tiendas de artesanía árabe.

Otros en la mejor tradición de decoración como Entretelas. Una interesante tienda de antigüedades y al lado la pequeña tienda de ropa La Seta Coqueta, que con fina ironía se apropia en el logotipo de la silueta de las estructuras de la Encarnación. Frente a ella, la interesante librería Un gato en bicicleta, especializada en artes escénicas y otras actividades artísticas. Un centro de medicina natural. Otra tienda de antigüedades rotulada Epoque, junto a la administración de loterías, al lado de la bodega La Traviesa. Es sólo una muestra. Cierto que hay comercios en declive, y que no voy a nombrar. Pero la calle está viva. Como muestra representativa de la ciudad tradicional, con permanente capacidad de regeneración. El nuevo urbanismo quiere diseñar la ciudad compacta, sostenible, a escala humana. La calle Regina, peatonal y comercial desde mucho antes de que nos dediquemos, como el cuento infantil de galgos y podencos, a debatir sobre accesibilidad, tráfico rodado, peatonalización, etcétera, es una muestra de que la ciudad tradicional, compacta, peatonal y más que sostenible, está enraizada en nuestra forma de vivir. Ya sé que hay sevillanos que no han disfrutado nunca de la calle Regina. Qué le vamos a hacer. Hay gente pa tó.

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