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Antonio / Sempere

El cierre

SUCEDIÓ fuera de campo. En ese instante en que acaba un programa y el realizador pincha un plano general del plató, entran los créditos y sube la sintonía. Para todos La 2 había acabado su andadura después de cinco años y medio, y Marta Cáceres y Juanjo Pardo se fundieron en un abrazo. Todo lo que se pueda decir de ellos y del equipo del programa es poco. Contenidos muy interesantes; mesas de debate modélicas; temas nunca banales, siempre suculentos; y una habilidad especial por parte de ambos comunicadores para lograr que el ritmo televisivo fluyera y los cien minutos diarios pasasen en un santiamén.

Desde luego, no parece opinar lo mismo la audiencia soberana, que ignoró el formato. Por las mañanas, el último programa se despidió con ese raquítico 0,8% y 38.000 espectadores, mientras Espejo público, El programa de Ana Rosa, Al rojo vivo o cualquier serie de Cuatro multiplicaban estas cifras. En su repetición vespertina, Para todos La 2 apenas mejoraba alguna décima. Pero ahí quedan, dando fe de lo que digo, los más de 7.000 podcast en la web de RTVE en donde se pueden revisar tanto las secciones como los más de mil programas completos. Siempre me han gustado los fuera de campo televisivos. Eso que ocurre el minuto después del final en el plató. El momento en que se apaga el piloto rojo y los asistentes se quitan los micros y hablan de sus cosas. En esos momentos quisiera estar allí, no en el sofá. Escuchando lo que dicen, acercándome al corrillo que se forma para comentar la jugada. El abrazo espontáneo de Juanjo y Marta, que apenas se vio, rubrica uno de los programas más honestos y necesarios de cuantos se han emitido en mucho tiempo. Servicio público en estado puro.

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