Pilar / fuertes

¿Qué hace aquí indiana?

INDIANA Jones ha estado en Sevilla. En Sevilla, en Cordoba y por Carmona que sepamos. De incógnito. Aunque no he visto un viaje de incógnito con más fotos a la luz del día. Han seguido sus pasos con más interés que el de sus aventuras. Dicen que una visita cultural. Ésa es la coartada de este guión de la ficción maravillosa que es Sevilla. Porque lo que ha venido a hacer Harrison -de verdad de la buena- es a buscar el Santo Grial. Lógico y normal. Porque comentarán que el bendito y dichoso cáliz está en León, está en Venecia, está, está, está... más perdido que el carro de Manolo Escobar. Pero Indiana ha empezado a olerse que donde realmente hay posibilidades de encontrar el Santo Grial es en Sevilla. Como muy lejos, en Carmona. Y apurando, en Córdoba.

Los de a pie necesitamos que un famoso diga o haga algo para dar credibilidad a los expertos y científicos más acreditados. Así somos. No ha venido a comer espinacas con garbanzos del Rinconcillo, ni a Becerra, ni a La Azotea. Éso es lo que parece. Ha venido a por el Santo Grial, el cáliz de la última cena de Cristo. Porque mira que lo ha buscado por lugares en sus películas y nada, que no hay manera. Sevilla es santa por naturaleza y llena de restos romanos hasta decir basta. Basta, que la obra no sigue, que se paraliza una licencia en menos que canta un gallo de San Pedro. Y el Indiana se está oliendo que si hay un lugar para dar por fin con el Santo Grial, un lugar para resolver lo que no han sabido tantos argumentos de sus famosas entregas, ese lugar es Sevilla. A ver: si aquí apareció el tesoro del Carambolo, las columnas de la calle Mármoles, las tinajas y monedas de Tomares y hasta Benedicto XVI llegó a afirmar que los Reyes Magos no fueron de Oriente, sino de Tartessos... Si aquí paralizaron hasta las excavaciones del Metro por culpa de tantas piedras y termas... ¿Dónde va a estar el Santo Grial? ¡En Sevilla! Creo que Harrison Ford ha venido a buscarlo convencido de que anda por algún socavón sevillano de los de toda la vida, que los hay. Su visita, vestido acorde a los tiempos de España, camuflado entre cientos de chinos por la Catedral, precipita incluso la teoría de que el Santo Grial puede ser de madera. Y qué ciudad venera más a la madera que la nuestra. Si nos duele más una llaga policromada que una herida en la carne más cierta de tantos que la sufren humanamente. Todo le cuadra, todo le está encajando a Indina Jones para que el Santo Grial aparezca el día menos pensado en esta ciudad de tantas piezas difíciles de encajar llamada Sevilla. No se fíen. El Rinconcillo y Becerra ha sido para despistar.

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