COMERCIOS abiertos, riadas de gente yendo y viniendo, terrazas abarrotadas y bebederos con el no hay billetes en cualquier lugar de la barra. A todo esto, la ayuda de la temperatura, confortable hasta más no poder, para que no hubiese excusa a la que agarrarse para no salir de casa. Y la pregunta trampa: ¿dónde está la crisis? Pues la crisis haberla hayla sin ningún género de dudas. La crisis se ha instalado entre nosotros como se instala el dolor, que te acostumbras a su presencia para que sea posible la convivencia. El hombre, como animal de costumbres, tiene la cualidad de adaptarse al medio y, por supuesto, a sus circunstancias de tal forma que hasta la crujía que padecemos llegamos a sobrellevarla con la mayor dignidad. En este puente de animación tan extraordinaria hubo momentos en que hasta creímos que la crisis era un infundio.¿Será por creer?
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