ANOCHE homenajeó la Prensa de Sevilla al Real Betis Balompié por haber cumplido cien años y no por otra cuestión. Resultaba chocante que la Prensa, el estamento peor tratado por el accionista mayoritario del Betis, fuese a homenajear a la sevillanísima y entrañable institución. Podía haber dado la sensación de que se ponía la otra mejilla para recibir una nueva agresión, una más de las muchas que ha recibido del omnímodo manijero en estos últimos lustros, los más ominosos de la centenaria historia en cuanto a comportamiento institucional, que, por supuesto, en lo deportivo los hubo mucho peores.

El centenario pasó como de puntillas, abortado casi en origen por el gran abortador que maneja los designios de la sociedad verde, blanca y verde. A pesar de que fue boicoteado ignominiosamente desde dentro, los béticos guardan en su corazón la efeméride con un poso de amargura, de mucha amargura. Decía un bético de los que labraron la historia, el genial coriano Andrés Martínez de León, que el Betis fue mil veces alanceado y ninguna muerto. Lo que no tuvo tiempo de ver y, sobre todo, sufrir es la cantidad de veces que se alanceó al Betis en el año de su centenario. Y es que cuando el enemigo está en casa puede pasar cualquier cosa y ninguna buena.

La Prensa de Sevilla, también profusamente alanceada por los mismos que alancean al Betis, tuvo la idea de deslindar alanceadores de alanceado, hizo abstracción de los muchos ataques recibidos y decidió dejar claro que los cien años del Betis bien merecían claramente su reconocimiento. Y le abrió la puerta de par en par al Real Betis Balompié, se tapó la nariz ante circunstancias muy puntuales y el calor de los periodistas en la fiesta de su Patrón lo tuvo la señera institución, únicamente ella, nadie más, que nadie se ponga tufos porque lo que anoche fue homenajeado en el Alfonso fue el Betis, sólo el Betis, ése tantas veces alanceado y ninguna muerto.