La ciudad y los días

Carlos Colón

Por una lengua común

COMO ustedes ya saben, Mario Vargas Llosa, José Antonio Marina, Aurelio Arteta, Félix de Azúa, Albert Boadella y Fernando Savater, junto a otros intelectuales, presentaron el pasado lunes el Manifiesto por una lengua común. En él establecen las siguientes premisas: siendo todas las lenguas oficiales en el Estado igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido, sólo una de ellas -el castellano- es común a todos, oficial en todo el territorio nacional y por ello goza del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen; son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni, mucho menos, las lenguas mismas; el bilingüismo puede ser estimulado, pero no impuesto en lo que a las lenguas no comunes se refiere; sería una felonía la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano resultante de forzar la interpretación del articulo tercero, apartado 3, de la Constitución.

Tras establecer estas premisas, los firmantes solicitan del Parlamento español una normativa legal del rango adecuado para fijar cinco puntos que se pueden resumir así: la lengua castellana es común y oficial a todo el territorio nacional; todos los ciudadanos que lo deseen tienen derecho a ser educados en lengua castellana; en las autonomías bilingües cualquier ciudadano español tiene derecho a ser atendido institucionalmente en las dos lenguas oficiales; la rotulación de los edificios oficiales y de las vías publicas nunca podrá expresarse únicamente en la lengua autonómica; los representantes políticos utilizarán habitualmente en sus funciones institucionales de alcance estatal la lengua castellana, lo mismo dentro de España que en el extranjero.

Las premisas son tan ciertas y los cinco puntos solicitados del Parlamento tan constitucionalmente razonables, que desde aquí me permito a invitarles a que -como quien esto escribe ha hecho- se adhieran al manifiesto. Es necesario preservar la igualdad y libertad de todos los españoles a través de la defensa del castellano como lengua común. Aprendamos de los franceses, cuya Academia de la Lengua, fundada por Richelieu en 1635, se ha opuesto a que las lenguas regionales tengan el mismo rango que el francés bajo el lema "a lo largo de cinco siglos la lengua francesa ha forjado Francia". El Senado, recogiendo la opinión de la Academia, rechazó el pasado día 18 esta enmienda porque "atenta contra la identidad nacional y la unidad de la República". ¿Exagerados? No: se habrán mirado en nuestro espejo.

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