DESAPARECEN las cadenas de la Catedral de parecida manera a cómo sigue sin saberse nada de la cubierta aquella que se cosntruyó para cobijar la final de la Davis que ganamos a Estados Unidos en 2004. Cualquier día se llevan a San Fernando, caballo incluido, para venderlo al peso y nos daremos cuenta al día siguiente. Cualquier cosa puede pasar en la cuna de Rinconete y también de Cortadillo, en esta cuna donde la clase política demuestra estar cortita de clase cada dos por tres, que cuando no se insulta a la autoridad competente se le levanta una burbuja al correligionario para que el peso de la Justicia ni tan siquiera le roce. Amanece uno de los tres jueves del año que relucen más que el sol y nosotros, con estos pelos. Dicen que, además, ha reaparecido con fuerza el procedimiento del tirón en clara demostración de que el mal ejemplo de los que debieran darlo bueno ha hecho metástasis.