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El periscopio

León Lasa

Y malas noticias (económicas)

Se crea empleo, pero de pésima calidad, y aumentan las desigualdades entre los más ricos y el resto de la población.

LA semana pasada procurábamos hacernos eco de esa alineación astral que, según la mayoría de los medios, se estaba produciendo en España para sacarnos de la profunda crisis en la que estamos sumidos. De la noche a la mañana todo o casi todo parecen ser buenas noticias en lo que a la economía nacional se refiere. De natural escéptico, me temo que algunas sombras -más de las que vocean los medios- se ocultan detrás de esa exuberancia carnavalesca que se empieza a palpar en el ambiente. Como me complace leer también a esos outsiders que nadan generalmente a contracorriente, sigo con atención un post de Roberto Centeno, catedrático de Economía de la UPM  (Siguen mintiendo: ni creceremos al 2,3% en 2015 ni al 1,4% en 2014), que, si bien verdaderamente apocalíptico, no deja de arrojar cifras y números como para volver a meter la botella de Taittinger en el armario. Para algunos datos simplemente hay que utilizar dos o tres neuronas: se crea empleo, sí; pero de pésima calidad; comienza a crecer la riqueza y el PIB, también; pero del mismo modo continúan aumentando las desigualdades entre los happy few y el resto; se recauda algo más, sin embargo sigue creciendo el peso sobre el IRPF y el IVA, y disminuye el de Sociedades.

O, en resumen, ¿qué ocultan los parámetros macroeconómicos, incluso dando por ciertos los mismos? ¿Cómo se va a repartir ese crecimiento que parece anunciarse?

Centeno, en un articulo demoledor, cuestiona la forma en que se está analizando el crecimiento del PIB sin tener en cuenta, a la vez, el factor de deflación que nos acompañó durante 2014; asimismo, en lo que atañe a la creación de empleo, no hace sino, entre otras cosas, incidir en lo obvio: el poco que se está creando es de salario tan paupérrimo que comienza a asomar otra clase social que en los países anglosajones han bautizado como los working poor, aquellos que aun teniendo trabajo no cubren sus necesidades más básicas. Según Centeno -y esto añade una preocupación más para el quebradizo sistema de pensiones- la media de aportación a la Seguridad Social de los antiguos afiliados era de 548 euros al año, la de los nuevos no alcanza los 170 euros por año, lo que da medida del tipo de contratos que se están firmando. Sí, "correcto", mejor eso que nada; pero no nos engañemos, si esto es lo que hay, dejemos de pensar en las pensiones que nos esperan (y cuándo).

En lo que parece estar de acuerdo todo el mundo es en que el coste de la crisis, de los rescates bancarios y demás mangazos, lo ha pagado la clase media y baja, los asalariados, autónomos y pequeños empresarios. De justicia sería que fueran los máximos beneficiados del crecimiento que se anuncia. Por desgracia no va a ser así, aunque nos convencerán -baratijas de por medio- de lo contrario.

 

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