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Tribuna Económica

Rogelio / Velasco

B olsa china

DESDE noviembre del pasado año hasta junio de 2015, la bolsa de Shanghái se revalorizó un 150%. Durante el pasado mes de junio ha perdido un 30% de su valor. Y la volatilidad durante ese periodo ha sido extraordinaria. Durante las dos primeras semanas del mes de julio, se recuperó un 18%. Sin embargo, en las primeras sesiones de esta semana, ha vuelto a perder un 12%.

La extraordinaria caída y la gran volatilidad se han producido a pesar de que las autoridades chinas han utilizado todos los mecanismos a su alcance -mucho mayores que los que tienen los países occidentales- para evitar esas enormes pérdidas y variaciones en las cotizaciones.

Han prohibido a grandes grupos inversores la venta de acciones. Han comunicado al mercado que debería descontarse la próxima relajación de la política monetaria -reduciendo los tipos de interés- que debería impulsar al alza las cotizaciones. Han utilizado fondos estatales para la compra de acciones y el mantenimiento de sus cotizaciones. Han prohibido las salidas a bolsa de nuevas empresas. En fin, han suspendido la cotización de algunas acciones especialmente volátiles. Todas estas medidas combinadas no han funcionado para detener la fuerte caída y volatilidad de la principal bolsa china.

La gran revalorización del 150% mencionada anteriormente hace muy atractiva la venta para muchos inversionistas privados y fondos de inversión. El actual ratio PER de la bolsa -que mide los euros que se pagan por cada euro de dividendo de las acciones- es de 19, lo que no hace atractiva la compra, sino más bien la venta de acciones por parte de los inversores. Las intervenciones de las autoridades chinas no pueden compensar los deseos de venta para cosechar beneficios. Adicionalmente, se calcula que el 85% de los títulos de empresas que cotizan, están en manos de pequeños ahorradores con un comportamiento psicológico que es difícil prever.

El impacto que la evolución de la bolsa china ha tenido en los mercados de los países occidentales ha sido limitado. Los mercados de Madrid, Londres y Nueva York han caído levemente, para pasar ayer a recuperarse. Todas las bolsas occidentales están más pendientes de la decisión que tome la Reserva Federal las próximas semanas acerca de una posible subida de tipos de interés, que de la evolución de la bolsa en China.

Lo que sí está teniendo una repercusión internacional muy importante es la reducción de la tasa de crecimiento de la economía china. De una tasa del 8% durante los últimos años, se prevé otra de un 6% para 2015 y 2016.

La repercusión de esa desaceleración está siendo particularmente relevante en los países emergentes productores de materias primas. Desde la soja y el trigo a los productos minerales y el petróleo, las cotizaciones se han hundido y están perjudicando a muchos países de América Latina y África, muy orientados a la exportación de esas materias primas.

Esta primera gran crisis del capitalismo chino está teniendo un impacto muy moderado sobre las economías occidentales debido a la escasa internacionalización de las bolsas en China. La crisis está teniendo un impacto mayor sobre el sector real de las economías emergentes. Pero es un anuncio de lo que puede ocurrirle en el futuro a los países occidentales.

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