la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

El paro como prima de riesgo

LA semana pasada decía que los resultados de la cumbre europea iban a ser efímeros, pero no podía imaginar que una semana después estaríamos peor. Cada vez que se anuncian medidas que suponen restricciones y despidos, los mercados entienden que la economía española se hunde más y más en un pozo sin fondo. Las declaraciones, este fin de semana, del presidente del Gobierno, en unos cursos de verano, no hacen sino aumentar la incertidumbre, pues al anunciar medidas que van a generar más desempleo en el sector público, confirma que estamos en una espiral de recesión, y acaba con las pocas expectativas que aún podían tener los pequeños y medianos empresarios.

El paro es el principal componente de nuestra prima de riesgo. Si pudiéramos colocar esta idea en el centro de los comentarios y discusiones sobre nuestra economía, quizás se generara una conciencia colectiva que valorara cada una de las medidas que se toman, con la única lógica de si contribuyen o no, al día siguiente, a mantener empleos.

Pese al descenso estacional de unas 18.000 personas, hay en Andalucía un millón de personas sin trabajo, y se han perdido más de 115.000 empleos en un año. Conocer las posibilidades actuales de creación de empleo es importantísimo, porque sólo así podemos abordar de verdad el problema, más allá de ideas simplistas y genéricas, como si sobran o no funcionarios e interinos, o la influencia del tipo de contrato y la negociación colectiva. Fuera de un contexto estos lugares comunes llevan a medidas equivocadas; se deberían plantear en momentos de auge económico para que el sistema funcionara con más eficiencia, pero no ahora. Todo tiene su momento, como en la conocida, y seguramente falsa, historia en la que San Agustín le pedía a Dios: "Dame la virtud de la castidad, Señor, pero no ahora".

En 2005 la población activa en Andalucía era de 3,5 millones de personas, de las cuales 3 millones estaban ocupadas y 0,5 millones en paro. En la actualidad la población activa ha aumentado hasta 4 millones, con 2,7 millones ocupados y 1,3 millones parados (según la Encuesta de Población Activa, que no es el paro registrado). Así pues, de haberse mantenido estable la población activa, el paro habría aumentado en 300.000 personas y no en 800.000. Desde 2008 el producto español ha caído en total un 2,5%, pero la destrucción de empleo ha sido brutal, mientras que países de la Unión Europea con caídas mayores del producto prácticamente no han perdido empleo. Esto confirma que nuestra economía crece principalmente mediante la aportación de la mano de obra y tiene dificultad para generar empleo en el sector privado, no sumergido, estable, productivo y adecuadamente remunerado. Cualquier aumento del empleo en actividades de baja productividad va a suponer luego un grave problema, pero una vez que lo tenemos, sólo se puede hacer una cosa: intentar mantener el mayor número de personas ocupadas mientras se van, poco a poco, creando nuevos empleos productivos. Este es el tema que debería figurar como primer punto en la agenda del gobierno español en las reuniones europeas, porque es una verdadera prima de riesgo social, política y financiera.

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