HACÍALE honor el personal al acto y al escenario, lo que se notaba en la indumentaria de señoras y de caballeros. Hasta un vestido largo había en bella dama que, además, era verde que te quiero verde con la adecuada compaginación de bolso color buganvilla. Estábamos en el Salón de Tapices y con los mercurios encabritados para estajanovismo de los abanicos, que a falta de hitachi bien está el veteranísimo artilugio de toda la vida. Pero a lo que iba, a cómo el personal masculino le hacía los honores al acto y al escenario mediante impedimenta de traje y corbata. Sólo vi a un presunto podemita en camisa y también a un orondo sudoroso con esa prenda caribeña, la cubana, que bien podría institucionalizarse como uniforme adecuado para estos días en que la calor ha sustituido de forma salvaje al calor. Resumiendo, que la gente aún va como debe ir.