CUANDO se hacen los deberes a tiempo, cuando las cosas se llevan bien cogidas por sus riendas, cuando todo va como debe ser, pues ocurre lo que hoy le ocurre a España, que puede pensar en el futuro sin preocuparse del presente. Y así se presenta el equipo nacional en Salzburgo, con los titulares en manteca y la posibilidad de contentar a los suplentes con un partido de la Eurocopa. Además, tras lo de anoche en el Grupo C, ni siquiera preocupa lo que pase hoy a la misma hora en Innsbruck. Con la que está cayendo, qué más da que la amenaza para semifinales se llame Rusia o atienda por Suecia, ¿qué más da?

Magnífico que la cita de hoy con los griegos sea un trámite. Ellos fueron los que pusieron la primera piedra para que tropezásemos en la Eurocopa anterior y mejor que el agua que hoy pasa por la ciudad de la música no mueva molino alguno. Será también la posibilidad de ver cómo están los alternativos, de qué sería capaz Güiza o Sergio García en caso de ser requeridos, cómo anda Juanito y si Arbeloa y Fernando Navarro están a la altura de Ramos y Capdevila. Son verificaciones ciertamente atractivas que llegan por la vía de haber realizado los deberes a su debido tiempo, sin dejar para mañana lo que se haya podido hacer hoy.

Mejor llegar tranquilos para no hacerlo apuradamente a la cita del domingo en el suntuoso Ernst Happel, que lleva el nombre de la mayor figura austriaca de la historia y que fue entrenador del Sevilla poco después que Max Merkel, otro austriaco. Todo el interés ya en ese compromiso del domingo, festividad de San Paulino, y en el ínterin aparece lo de hoy con el vigente y defenestrado campeón. Al partido le falta el picante de la clasificación, pero le sobra el interés de conocer qué potencial encierra el segundo equipo que se ha llevado Luis a la Eurocopa. Insisto en que esto es lo que tiene haber hecho los deberes a su tiempo; ahora sólopreocupa el futuro.