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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

No pueden seguir callando

La manifestación de ayer escenificó la ilusión de unanimidad creada por el temor a expresar la disidencia

Se abarrotaron los inmensos bulevares de Barcelona. Terminada la manifestación las ediciones digitales de los diarios catalanes lo constataban, lo celebraban o las dos cosas a la vez: "El soberanismo vuelve a llenar Barcelona pensando en el 1-O" (La Vanguardia), "A rebosar" (El periódico), "La Diada del referendum: Centenars de miliers de persones omplen el Passeig de Gràvcia i la Gran Via de Barcelona" (Avui). Los diarios de tirada nacional no lo celebraban, pero sí informaban de la incontestable realidad de la masiva manifestación: "El independentismo desborda Barcelona" (El País), "El separatismo celebra su movilización: 'con esto no podrán ni jueces ni Guardia Civil" (El Mundo), "El independentismo se adueña de la Diada y clama por el referéndum" (Abc).

Se dijo, cuando los independentistas manipularon la manifestación contra los atentados terroristas del 17 de agosto, que era una minoría infiltrada en una mayoría. Puede ser. Pero lo de ayer era una mayoría absoluta de manifestantes, posiblemente superando en número la manifestación antiterrorista, pidiendo la independencia; era un mar de esteladas; era la imagen -un año más- de "un pueblo" (palabra de la que es tan fácil abusar) pidiendo su independencia. Ahora empezará la guerra de los números. Al caer la tarde empezaba a decirse que hubo menos participantes que en años anteriores, mientras los convocantes decían que hubo más de un millón. Pero el caso es que había muchos, muchísimos. Y que este año todos eran independentistas. Seguí la retransmisión de TV3. Las que hacía TVE de la fiesta sindical del primero de mayo o del desfile de la Victoria en tiempos de Franco eran objetivas y hasta críticas en comparación con el vergonzoso despliegue propagandístico en comentarios e imágenes, especialmente de niños y jóvenes.

Propaganda, manipulación, imposición… Vale. Pero a 20 días del 1-O cabe preguntarse, como hacía mi antiguo compañero Pablo Ordaz en El País: "Si, según los sondeos, la mayoría de los catalanes -y sobre todo los más jóvenes-no está de acuerdo con el referéndum auspiciado por la Generalitat, ¿por qué la sensación es justo la contraria?". Y apuntaba que el silencio de la mayoría, y su ausencia durante años del espacio público por miedo a señalarse, han provocado el fenómeno descrito por el historiador Pierre Vilar: "La ilusión de unanimidad creada por el temor a expresar la disidencia". Estoy de acuerdo.

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