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Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

Las sombras de Darek

CUANDO empieza a admirarse a un personaje más por la imagen que de él se ha creado -cual producto prefabricado- y no por lo que realmente es, mala cosa. Y cuando ésa es la norma que parece regir el sentimiento general de un país, peor todavía. No por el sujeto en cuestión, que hace bien en aprovechar su momento de gloria, sino por nosotros, tristes adoradores de deidades de barro.

En este caso, la escultura luce tan perfecta como el apolíneo de Darek, a quien sin apellido -esto es, con sólo un nombre, una cara y el resto de sus muy bien puestos atributos-, le ha valido para hacerse un hueco en una España con más de 40 millones de criaturas pendientes de las andanzas del ex streaper y ex de la Obregón que, últimamente, anda promocionado un libro, Mis secretos, nada más y nada menos que con sus trucos de belleza.

Si la editorial así lo aprueba, y la mánager del polaco, Susana Uribarri, así lo considera, pronto podré disponer nuevos datos de este asunto y según he podido gestionar esta semana en la fiesta con la que Rosa Clará ha celebrado el éxito de su nueva colección de novias. Allí, entre Elsa Anka y Sandra Ibarra; entre Fran Murcia y su flamante esposa, Carolina López, y Greta, la de los Garbo, muy implicada en luchas sociales; entre Marisa Jara y su prometido, Vicente Escribano, y la elegante Inés Sastre, se encontraba el martes por la noche un servidor alucinado por el poderío en la convocatoria de Clará, organizada por María Freixas, y el maravilloso emplazamiento, la Llotja de Mar de Barcelona, donde tuvo lugar el evento.

Por cierto que, la mencionada Uribarri, no se despegaba de su protegido ni a la de tres, vigilando con ojos rapaces a todas las que, igual que ella, pedían amparo en brazos del Sansón para hacerse aunque fuera una foto a su lado. Parecían como las sombras que nacen bajo un árbol cuyas raíces arraigan fuerte gracias, eso sí, al abono que todos sembramos. Desde luego, para sentirnos orgullosos.

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