Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Por los suelos el otro fútbol

La decisión del Espanyol de anunciar su renuncia a la jugada Coubertin, un gran paso para erradicar la trampa

PISALO, pisalo, el fin justifica los medios y una interpretación torticera del fair play se estaban adueñando del juego. Los polvos del bilardismo mal interpretado trajeron los lodos actuales, por lo que bienvenida sea la decisión del Espanyol de trasladarle exclusivamente al árbitro la potestad de parar el juego ante la presunta lesión de un futbolista caído en la yerba. Es mucha la picaresca existente en los campos de fútbol, demasiados trucos los que imperan para llevar el agua al molino propio y para que las aguas bajen revueltas para ganancia de pescadores más o menos avispados, pero seguidores todos del otro fútbol.

Lo de calificar como otro fútbol esa sarta de trucos conducentes a quitarle la cartera al rival y, por ende, a la filosofía del juego, es un eufemismo, una forma de enmascarar lo que en puridad bien debiera ser llamado antifútbol. Aquí se acogió como una bocanada de aire fresco la jugada que recibió el apelativo de Coubertin, el barón aquel que recuperó los Juegos Olímpicos bajo la premisa de que lo importante no es ganar, sino participar. Y esa jugada Coubertin consistente en echar el balón fuera cuando un contrario ha caído se acogió con entusiasmo y, visto lo visto, con más entusiasmo aún se acoge lo que propone el Espanyol, desterrarla.

Bien debiera esta medida del Espanyol ser la punta del iceberg para que todo el otro fútbol se erradique a fin de que lo que nos quede sea el fútbol auténtico, el que se juega de frente, sin dobleces, sin trampas, sin juego subterráneo, otro eufemismo que enmascara un juego que no es subterráneo sino sucio, simple y llanamente sucio. Ya está bien de que el tramposo se aproveche, de que el ventajista se erradique, comenzando por esos entrenadores que, bajo la felonía de que eso también es fútbol, pasen del fútbol que enganchó a más de medio mundo para predicar el otro fútbol, el de la trampa y el de que todos los medios son válidos para lograr el éxito.

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