CUANDO los tiempos que corren aconsejan temple y que en la tribulación no procede hacer mudanza, en el mundo del toro se hace todo lo contrario. Cuando la Fiesta ya recibió el puntillazo en Cataluña por parte del separatismo imperante, cuando los vascos andan revisando pelillerías para lo mismo y en Galicia los del PP han puesto al toreo mirando a las tablas, resulta que ahora se plantean dificultades para las grandes ferias. Los toreros, en pleno uso de sus lógicos derechos, se están uniendo para sacar una pesca más abundante de los caladeros televisivos y eso hace que los primeros carteles importantes, léase Fallas y Sevilla, anden embarbascados y con muchas incertidumbres en el caletre de sus organizadores. No estamos legitimados para criticar la postura de los toreros, pero conviene recordar a Ignacio de Loyola cuando aconsejaba que en tiempo de tribulación no se debe hacer mudanza.