DECÍAMOS ayer, o antier, no recuerdo bien, que el Betis tenía este fin de semana la primera prueba rigurosa, el primer test serio para definir qué Betis se ha conformado. Bueno, pues las críticas me han llovido por eso, por calificar de rigurosa la prueba de esta noche en La Rosaleda. Se abunda en que si se califica de fuerte enfrentarse a ese Málaga inmerso en las arenas movedizas de la Ley Concursal, cómo se calificará la Liga para este Betis sin ley concursal alguna, pero como si lo estuviese. Pues no sé, pero lo más probable es que los adjetivos sean mucho más severos, sobre todo viendo cómo se ha reforzado el Betis.

Es un trofeo Costa del Sol en consonancia con la cruda realidad del club malaguista. No a la baja porque nunca el guadianesco trofeo malagueño tuvo una importancia relevante en el calendario de agosto. Han sido muchas las idas y venidas del bolo, desapariciones incluidas, como para que tenga un sitio entre los grandes trofeos veraniegos, pero repasando qué pretemporada se ha diseñado desde Heliópolis no cabe la menor duda de que estamos ante la prueba más fiable de cuantas ha pasado el equipo de Chaparro hasta este día. Por lo pronto, ese mismo Málaga será un rival más a la hora de la verdad, cuando el fútbol se dilucide con fuego real y no de artificio.

¿Y qué Betis será el que veamos? Pues veremos al que hay, que los milagros no proliferan. Es un Betis más de lo mismo con las incorporaciones de Emana y de Aurelio. Poca cosa para la mejora, sobre todo porque la participación del turco-brasileño será cuestión de la burocracia FIFA y las cosas de palacio ya se sabe cómo van. Otra cuestión es el estado anímico que pueda lucir el mejor futbolista de la plantilla, ese Edu que combina la cortesía con el dardo envenenado, más que nada porque quien dice lo que no debe, Lopera, escucha lo que no quiere. En fin que, aunque sigan lloviendo las críticas, a falta de pan, esta prueba es la primera con cierta fiabilidad.