Movimientos en la Feria

Mil millones de euros en movimiento no deben calcularse a ojo de buen cubero en el real

No debe ser correcto preguntarte por la edad, bruja sin tiempo, lo sé, y por eso no lo hago, aunque me reprenderás por hablar de tu edad, como por no decir lo que acabo diciendo. Pero cuéntame al oído qué pellizquito, de los seis millones de euros que se mueven cada hora en la Feria, según precisa el presidente de la Junta a los medios presentes en el real, te llevas tú por las vueltas del Tren de la Bruja.

‒Mira, cantamañanas, no vas a conseguir de mí confidencia alguna, pues ni hay razones para tenerla contigo, ni siquiera expectativas de que te ganes mi confianza y, con ella, algún deleite que te complazca.

‒Bueno, bueno, ya te dije ayer que negar es el primer, y contradictorio, estadio del asentir. De manera que caben esperanzas, sí, en esa sugerente materia de deleites y complacencias de las que, ay, bruja insinuante, no quieres decir… diciendo.

‒¿Cómo puedes imaginar, plumilla mamarracho, que me atraigan tus fanfarronerías sin causa?

‒Ya, ya, solo te perturba y te arroba Satanás, al que no haces ascos y te sometes sin objeción. Y yo no puedo ni quiero ser diabólico, acaso un poco canalla, aunque también me cueste, si es que con eso te convenzo, sin sometimiento, eh, para que te congratules conmigo.

‒No me digas, escribiente fanfarrón, que recurres a los amores canallas, con los que no me harás ni cosquillas.

‒Sigues insinuando, y eso no pinta mal, pero, como no tengo arreglo ‒tú lo dices‒, insistiré en saber de tus beneficios en esta Feria que mañana acaba. Y, puesto que eres docta en magia negra, pocos escrúpulos tendrás para hacerte con dinero negro ‒aunque blanqueado con la tapadera del Tren‒, pues no deben ser muy conocidas las tarifas de tus servicios brujescos, ni te pedirán facturas por ello quienes acudan reservadamente a tu magia, ni ofrecerás garantía por la naturaleza y la duración de sus efectos. ¿O es que pagas por módulos y eres bruja autónoma, no asalariada de Satanás en el diabólico emporio del infierno?

‒¿Qué hago yo contigo, Dios bendito? ¿Pero qué acabo de decir?

‒Algo, algo he de influir en tu ánimo si te llevo a esa invocación tan contraria a tu filiación satánica, pero, tranquila, que nadie va a dar un chivatazo.

‒No acabas esta Feria en tus cabales, mentecato, palabra de bruja.

‒Hay muchas formas de perder la cabeza y no todas son malsanas, así que no me asustas, sino que me estimulas. Y no sé por qué te enfadas tanto, si todo venía a cuento, que no me dejas acabar, de una previsión del impacto económico de esta Feria que supera los mil millones de euros, en función de la ingente asistencia y los muy diversos gastos asociados.

‒A saber qué cálculos económicos llevan a esa grandísima y redonda cantidad.

‒No dirás, bruja contestataria, que están hechos a ojo de buen cubero, para fardar de un éxito rotundo.

‒Solo pienso en las disposiciones para rascarse el bolsillo y no aventuro tanta alegría.

‒Pues hasta impresiona el detalle: mil setecientos euros moviéndose cada segundo en la Feria. Luego alguna parte has de llevarte, y yo que me alegro, pero sin que con ello pretenda que me convides, ya que dispuesto estoy a no reparar en gastos si me acompañas para darnos un homenaje.

‒No me mueve el beneficio del dinero, granuja pretencioso, que en el infierno no hay bancos, sino almas vendidas al diablo.

‒Pues yo solo te la vendo a ti, y con descuento si no tardas en buscarme.

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