Un robo perpetrado al son de las campanadas. Mientras daban las doce de la noche en el reloj del Ayuntamiento hispalense y se estrenaba un nuevo año, varios ladrones saqueaban la joyería Shaw aprovechando el alboroto que había en ese momento en la calle. Los autores de este robo, uno de los más importantes que se han cometido los últimos años, emplearon la técnica del butrón para acceder al local de la prestigiosa firma, donde se apropiaron de artículos de alta joyería y de relojes de la marca Rolex. Los dueños del negocio conocieron los hechos ayer por la mañana, ya que la Policía no recibió la noche anterior ninguna comunicación de que había saltado la alarma de robo.

El ruido de la Nochevieja ayudó a cometer el robo. El alboroto en la Plaza Nueva con las campanadas sirvió de escudo protector a los autores del saqueo que sufrió la madrugada de ayer la joyería Shaw, que tiene su local en este enclave. Fuentes del caso han detallado a este periódico que fue entre las 00:00 y 00:30 cuando la empresa Top Security detectó un fallo en el sistema de alarma de la tienda, un amplio establecimiento situado en la milla de oro del comercio hispalense. A esa hora esta zona era el escenario donde numerosos sevillanos estaban concentrados para celebrar la entrada de 2015.

Petardos, gritos y música conformaban el contexto ideal para llevar a cabo un robo que se efectuó mediante la técnica conocida como el butrón. De este modo, los autores realizaron un agujero en la pared para entrar en el negocio. Todo apunta a que los ladrones se sirvieron de un local contiguo a la joyería -situado en la calle Jaén y que actualmente está sin uso- para emplear este método. Una vez dentro, y sin que nadie se percatara de algún ruido extraño, se apoderaron de un cuantioso botín. La Policía Local aún no ha precisado la cantidad de artículos sustraídos, entre los que se encuentran bastantes objetos de alta joyería y relojes Rolex, pues Shaw es la concesionaria oficial de esta marca de lujo. Debido al alto precio de estos artículos, y a falta de precisar la cantidad que se llevaron los ladrones, se trata de uno de los robos más importantes de los últimos años. Fuentes del caso estiman que el botín podría estar valorado en un millón de euros.

Lo que aún no se conoce es el número de personas que participaron en este auténtico saqueo, aunque por el procedimiento empleado se trataría de una banda profesional. La Policía Científica se desplazó ayer hasta el establecimiento donde tomaron huellas para intentar identificar a los ladrones. El Grupo de Robos de la Polícia Nacional se hará cargo ahora de este caso.

La Policía Nacional confirmó a este periódico que en ningún momento de la noche se recibió alguna llamada de aviso o comunicación de alarma de robo en este establecimiento. Fuentes del caso apuntan a que la empresa encargada de dicho dispositivo,  Top Security, percibió a la hora en la que se celebraban las campanadas que había un fallo en el sistema de transmisión de la alarma, por lo que los ladrones podrían haber intervenido en su funcionamiento.

Esta "anomalía" fue puesta en conocimiento -mediante llamadas de teléfono y mensajes de móvil- a los propietarios de la joyería, aunque no hubo respuesta por parte de éstos, algo que achacan a los problemas de saturación en las redes telefónicas que hubo en el momento en el que se cambiaba de año, lo que también jugó a favor de los ladrones . Ya por la mañana, al ver la llamada perdida, los dueños se personaron en el establecimiento, donde descubrieron el robo. Hasta entonces la Policía no tuvo conocimiento de los hechos. La zona, además, cuenta con videovigilancia, labor que desarrolla la empresa Corsegur. Las imágenes grabadas podrían aportar alguna pista a los agentes que se encarguen de la investigación.

Esta tienda ya fue objeto de un atraco efectuado a plena luz del día el 28 de septiembre de 2011. Los autores, que sustrajeron diez Rolex, fueron reducidos por un vigilante de seguridad, un escolta del alcalde y varios viandantes cuando pretendían huir hacia el aparcamiento de la calle Albareda. Los atracadores utilizaron una pistola simulada y un spray de pimienta que arrojaron sobre los empleados que se encontraban en ese momento en el establecimiento. Este atraco se sumaba a otro que tuvo lugar en 2004, cuando unos ladrones destrozaron el escaparate con una maza, bloquearon la puerta con un coche robado y huyeron en  moto.