El Corpus más solidario también ha sido el más extenso que se recuerda. Casi cuatro horas estuvo en la calle una procesión que tarda unas dos horas en pasar. Aunque la víspera sigue ganando en número de espectadores, la balanza se equilibró este jueves en una jornada en la que todo se desarrolló con gran esplendor. Muchas personas se echaron a la calle desde el primer momento para ver al Santísimo. Muchas también -más que nunca- formaron parte de un cortejo demasiado abultado. Donde más se notó este repunte fue en las hermandades que celebran elecciones durante este mes. La apetencia por la vara dorada cada vez es mayor y el Corpus es un estupendo escaparate para que el capillita, vanidoso por definición, se deje ver. El tiempo también acompañó. En una fecha mucho más acorde, el mercurio no hizo de las suyas y la mañana resultó bastante agradable.

La crisis, que no puede con la procesión, sí se está dejando notar en la cantidad y en la calidad de algunos altares y, sobre todo, escaparates y balcones que se disponen por todo el recorrido. La añoranza de la calle Acetres, esplendor del pasado, es inevitable. Este año no hubo sorpresas como el pasado (cajonazo que lo llamaron algunos) y la Hermandad de la Sed se hizo con el primer premio del concurso municipal por el majestuoso altar que montó al final de la calle Argote de Molina. Una mención merece también (reconocida con otro primer premio) la espléndida fachada que un año más dispuso Casa Rodríguez en la calle Francos.

Vídeo: María Torres

Hay muchas maneras de ver y disfrutar la procesión del Corpus. Una de ellas es hacerlo desde la perspectiva que ofrece una de las miles de sillas que se disponen por todo el recorrido. Antes de la salida aún quedaban bastantes asientos por ocupar en algunas zonas. Sobre todo en la Avenida de la Constitución. Otros enclaves, como Sierpes, El Salvador, Francos y, sobre todo la parcela ante el Palacio Arzobispal, se agotan prácticamente desde que salen a la venta el miércoles. Este año, las personas que compraron su asiento delante del Arzobispado tuvieron que soportar molestias e incomodidades puesto que no se pusieron las vallas de costumbre. El berenjenal fue mayúsculo cuando se encontraron los que regresaban de ver entrar la custodia y los que buscaban la salida del Señor de la Cena.

En la calle Francos se puede disfrutar de la procesión con todo lujo de detalles. El Corpus no está sujeto a los horarios. Todo es aproximado y varía en función de lo que dure la misa, o del número de capillitas que forman parte de las representaciones. Sólo se puede afirmar que el guión y los carráncanos del Sagrario se ponen en marcha a las 8:30. Minutos antes de las diez el sonido de la campana y las hachetas anuncian que la comitiva ha llegado al antiguo Peyré, concretamente a la altura del altar que monta la Hermandad de San Isidoro. Comienza entonces el desfile de las hermandades de Gloria. Cada vez más hermanos acompañan a estas corporaciones que están viviendo una resurrección tras años de ostracismo. Un botón de muestra es el número de varas que pasean. La mayoría de ellas prescinden de los cirios, cuya misión es alumbrar el camino al Santísimo, y optan por el metal, que es precioso sólo en contadas hermandades.

Mientras pasan los cofrades con sus varas algunas personas protestan por las apreturas que cada año sufren en las sillas. Veinticinco minutos tarda en llegar el primero de los pasos: Santa Ángela de la Cruz. La Amargura -que desde su primera salida en 2009 se encarga del exorno- mejora cada año las andas. La novedad fue una peana dorada que estilizó el conjunto y unas jarritas del paso de palio. En este punto comienza el desfile de las de penitencia. Cada uno lleva el cirio a su manera: como un bastón, totalmente horizontal, o completamente vertical, caso del Silencio. Las Penas llega con un tramo enorme. Se nota que hay comicios y dos candidatos en liza. Demostración de músculo que lo llaman. Muchos niños con los Estudiantes. A las 11:30 llega el segundo paso: Santas Justa y Rufina. Uno de los responsables del cortejo apremia al capataz para andar más deprisa. La anchura del paso lo impide, replica éste.

Muchos niños también en los Servitas. En la adoración femenina entonan cantos litúrgicos que el público sigue tímidamente. Comienza el desfile de estandartes sacramentales. A más de uno le hace falta una buena restauración. Se ven bastantes lazos amarillos en recuerdo a Santa Catalina. Unos jóvenes comentan el estilismo de los componentes de las representaciones. No se salva ni uno. A las 10:55 llega San Isidoro. A esa misma hora repica la Giralda: ya ha salido la custodia. Este año ha tardado diez minutos más de lo habitual, tiempo extra empleado por los cofrades.

Llega el Buen Fin con otro cortejo amplísimo. También hay cambio de hermano mayor en San Antonio de Padua. San Leandro sube por Francos a las 11:20. Chaqués en la Sacramental de la Magdalena y más niños en San Bernardo. La representación más numerosa es la de la Esperanza de Triana: 73 personas. Tres candidatos concurren en la calle Pureza el próximo día 25. A las 11:40 llega San Fernando a los sones de la Banda Municipal. Glorias de Sevilla es la marcha que suena, apunta el director, Francisco Javier Gutiérrez. En este punto empieza la sucesión de pasos. Cinco minutos tarda en llegar la Inmaculada. Otros tantos el Niño Jesús del Sagrario, que será restaurado en los próximos meses. Dos minutos después lo hace la custodia chica con la Santa Espina. Los Seises, el coro, los sacerdotes y el Cabildo preceden a la magnífica custodia de Juan de Arfe que avanza pausadamente. En Argote de Molina una ambulancia detiene la comitiva durante unos minutos. A las 12:24, más tarde que otros años, se produjo la entrada en la Catedral, poniendo el punto final al Corpus de los cortejos inflados por las elecciones, del triunfo del público en la calle, y de la decadencia de los altares, escaparates y balcones.