TIEMPOS DE ARTE

Velázquez, la fecundidad de la pintura de ingenio

  • Para Baltasar Gracián un 'concepto' es aquello que establece una relación entre dos cosas hasta entonces dispares, una unión que logra el pintor sevillano en cuadros como 'Las hilanderas'

'Las hilanderas', de Velázquez, en el Museo del Prado.

'Las hilanderas', de Velázquez, en el Museo del Prado.

El Museo del Prado abre de nuevo sus salas. Lo hace con una selección de grandes obras colgadas como en ciertas antiguas galerías: trazando relaciones entre ellas.

No he visto la muestra ni estoy muy seguro de poder verla, pero en las filmaciones me llama la atención, en el espacio dedicado a Velázquez, la cercanía entre Las Meninas y Las hilanderas (La fábula de Aracne). El emplazamiento anterior de este cuadro en otra sala permitía verlo y casi meditarlo a solas. Entonces y ahora se presenta sin los llamados añadidos del siglo XVIII, el arco de medio punto y el óculo del fondo: aumenta así la cercanía entre los dos espacios del cuadro, uniéndolos en su diferencia. Las cinco trabajadoras de la fábrica de Santa Isabel conectan con las tres nobles paradas ante el tapiz donde Minerva (con todas sus armas) condena a Aracne a hilar eterna y mecánicamente, como una araña. Una viola de gamba a la izquierda recuerda el remedio contra la picadura del animal: la música.

Los dos grupos de mujeres no dejan de plantear interrogantes: ¿forman Minerva y Aracne parte del tapiz o están en el espacio real?, ¿las tres nobles serían entonces las ninfas que, dice Ovidio, acudían a admirar la destreza de la tejedora lidia? Si el tapiz se limita a El rapto de Europa ¿es una prueba de la impiedad de Aracne, al destapar las liviandades de Júpiter, o es un índice de la historia de la pintura al citar un cuadro de Tiziano copiado por Rubens? Mientras, en el espacio más cercano, la mujer de edad avanzada que, serena y segura, maneja la rueca ¿es Minerva, experta en todas las artes, a la que Ovidio disfraza de anciana? Y la joven de la devanadora a la derecha ¿es, por su aplicación, una artesana, es decir, Aracne? La similitud de ambas figuras con los Ignudi de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina sobre la Sibila Pérsica ¿es otra alusión a la historia de la pintura?

'Ignudi' de Miguel Ángel sobre la 'Sibila Pérsica' en la Capilla Sixtina. 'Ignudi' de Miguel Ángel sobre la 'Sibila Pérsica' en la Capilla Sixtina.

'Ignudi' de Miguel Ángel sobre la 'Sibila Pérsica' en la Capilla Sixtina.

Todo esto es de sobra conocido. Hace más de setenta años, Angulo Íñiguez y Enriqueta Harris detallaron la impronta mitológica del cuadro, que ya sospechaba Ortega. Si lo traigo a colación es por la cercanía entre estas redes de asociaciones (realidad y ficción, pintura de género y mitológica, naturalismo e ilusión, cuadros en el cuadro… ) y las ideas de Baltasar Gracián.

No creo que Velázquez leyera a Gracián pero una noción del escritor guarda estrecha relación con este cuadro (y con otros del pintor sevillano): es el concepto. Un concepto, para Gracián, es aquello que establece una relación entre dos cosas hasta entonces dispares o conecta cosas hasta entonces separadas. No es una ocurrencia, que se desvanece como fuego de artificio, sino algo que abre nuevas vías al pensamiento. Por eso el concepto es elaboración del ingenio. El ingenio, dice Gracián, es el sol en el firmamento del microcosmos, esto es, en la actividad inteligente de los seres humanos. Si la inteligencia es el Atlante, que sostiene el mundo interior, el ingenio es Alcides (Hércules) que, atrevido, destila nuevos sentidos, inventa, crea.

'El rapto de Europa' de Rubens. 'El rapto de Europa' de Rubens.

'El rapto de Europa' de Rubens.

El ingenio no desdeña la inteligencia ni el estudio ni el arte (la técnica artística): las exige pero no se confunde con ellas. Es sabiduría que no da la universidad ni los cabildeos de la corte ni la disciplina del taller. Se adquiere en la práctica de cuanto llamó el siglo anterior artes de la memoria, un ejercicio de asociaciones (de transversalidad, diríamos hoy) que está en la base de los libros de emblemas. Pero hay diferencias: para Gracián son decisivos el gusto y la reflexión. El gusto porque una sutil sensibilidad, al despertar la fantasía y generar placer, fortalece la propuesta del ingenio. La reflexión porque el ingenio no se satisface acumulando conocimientos sino se esfuerza en pensarlos, sopesarlos, penetrarlos. Piensa y mide el propio pensamiento.

Detalle de otro de los 'Ignudi' de la Capilla Sixtina. Detalle de otro de los 'Ignudi' de la Capilla Sixtina.

Detalle de otro de los 'Ignudi' de la Capilla Sixtina.

El ingenio es una comprensión de las cosas distinta de la excelencia nobiliaria de la sangre o las armas, y de la arquitectura dogmática de las Iglesias. Quizá sea un anticipo del tercer estado: una elaboración del mundo desde la sensibilidad particular del individuo. ¿No es la que aparece en un Marte potente pero al fin despojo de la presunta dignidad militar, o en La fragua de Vulcano, nuevo alegato de la superioridad del arte sobre la artesanía pero a la vez escena, como sugiere Gállego, de una comedia de enredo?

El ingenio comparte sus hallazgos. Surge así el saber de los discretos, es decir, de quienes son capaces de discernimiento y por eso cruzan sin temor ni fatiga la frontera de lo convencional. Quizá no puedan asegurar si La cena de Emaús, tras La mulata, es un cuadro, un ventanuco al comedor o un espejo, pero se mantienen en la danza de los sentidos posibles. Esos tales mantienen el placer de lo insólito y anteponen la fertilidad poética del enigma a la seguridad, firme pero destructiva, de la certeza. Esa es la fecundidad de la pintura de ingenio.

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