Sevilla

Tablada: la hipotética tercera vía

  • El CSIC, el Puerto y el estudio de arquitectura Eddea apadrinan un proyecto alternativo al parque metropolitano que busca transformar los terrenos en una inmensa marisma · Se construirían edificios en el borde más urbano

Inundar Tablada. ¿Un solución a la situación de bloqueo que sufren estos suelos o una locura? Depende de cómo se vea. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se inclina más bien por la primera opción. Por eso está apadrinando un proyecto alternativo al liderado por el Ayuntamiento -que tenía previsto configurar un parque periurbano sobre estos terrenos inundables y rústicos- cuyo objetivo es transformar buena parte de la antigua dehesa en un espacio medioambientalmente más rico y salvar, de paso, el serio escollo de su calificación urbanística, que impide cualquier uso urbano.

El proyecto, para el que el CSIC y los demás promotores buscan ahora el respaldo en otras instituciones y colectivos sociales, entre ellas el Puerto de Sevilla, está todavía en fase relativamente embrionaria. Su diseño global, en el que participan un nutrido grupo de profesionales sevillanos, ha sido encomendado a Eddea, uno de los mejores estudios de arquitectura de Sevilla, que se está encargando de poner en pie la idea principal. ¿Cuál es? Convertir Tablada en una inmensa marisma. Devolverle a la ciudad una parte del antiguo Guadalquivir. Crear una suerte de teórica Doñana en las puertas mismas de Sevilla. Una idea que ya vendió en su día el alcalde pero que, pese a tenerlo todo a favor, hasta ahora no ha sido capaz de poner de pie. La propuesta incluye edificios en altura.

El proyecto, cuya presentación pública tendrá lugar dentro de unos días en la Casa de la Ciencia del CSIC, cobra interés dado el actual contexto político. Como es sabido, desde el pasado mes de julio Monteseirín ha anunciado públicamente que, en contra de lo que ha venido defendiendo hasta ahora, está dispuesto a sentarse a negociar con los propietarios de los terrenos -un consorcio que agrupa a todas las grandes inmobiliarias- para buscar una salida a la situación de "bloqueo" que sufre Tablada. El término "bloqueo" es el que utilizan los socialistas. Aunque en realidad no es del todo correcto: los terrenos de Tablada no están técnicamente bloqueados. Sencillamente, según el Plan General de Ordenación Urbana vigente, no son urbanizables.

Lo que sí ha tenido escaso éxito hasta el momento es el proceso ejecutivo abierto por el Consistorio para hacerse con su titularidad. Dos procesos de expropiación diferentes que han terminado en sendas derrotas judiciales. Aunque en este extremo hay que puntualizar un factor clave: los fallos judiciales recibidos partían de una situación legal -la antigua ley del suelo, que tenía en cuenta a la hora de valorar el precio de un terreno el valor de expectativa de sus propietarios- que ha cambiado por completo, dado el nuevo texto estatal aprobado en las Cortes por el Gobierno central. El valor de un terreno rústico ya no depende de la expectativa de ganancia de su titular, sino de cuál es su uso real. En el caso de Tablada: terreno de cultivo. Dar luz verde a una tercera expropiación es una posibilidad real. Otra cuestión es que el PSOE haya cambiado de estrategia en relación a este asunto.

El proyecto apadrinado por el CSIC, fruto de una teórica iniciativa ciudadana, viene como anillo al dedo al alcalde. Y, en cierto sentido, también a las inmobiliarias. Al primero le permite mantener el discurso de la Tablada verde -el parque mutaría en un inmenso lago; una especie de marisma- y, al tiempo, le ayuda a abrir una vía de discusión con los propietarios. A éstos, en un contexto en el que tienen difícil salir de Tablada sin perder dinero, les pone en bandeja una fórmula a explorar para compensar su aventura. En su formulación inicial, el proyecto contempla que los bordes urbanos de Tablada -la zona más cercana al trazado de la SE-30 y al antiguo barrio militar del mismo nombre- sean ocupados con edificios en altura que creen una nueva fachada urbana hacia el lago. Algo que, en su día, ya pensaron las inmobiliarias al encargar los proyectos con los que intentaron resaltar las bondades de urbanizar. Los usos y envergadura de estas edificaciones de nueva planta son la parte más delicada de la iniciativa del CSIC. Dependiendo de cómo se gestionen pueden permitir un hipotético acuerdo -si se salvan todos los inconvenientes legales- o dar al traste con la idea.

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