LLEGA la Virgen de Consolación al inicio de la carrera oficial. El delegado de día aguarda de pie. El patíbulo, como siempre se ha llamado cariñosamente al palquillo en el que se registra el tiempo de paso de las hermandades, lo completan el presidente, Carlos Bourrellier; el secretario, Carlos López Bravo; el delegado del Jueves Santo, Pepe Carretero; y la delegada de Sacramentales, Milagros Ciudad. Cada uno en su papel. Son las seis de la tarde y la plaza de la Campana registra el primer lleno de la Semana Santa. Lo corroboran dos fijos en este punto: Emilio Balbuena y Antonio Rivera Sosa. El Domingo de Ramos el que es punto de inicio de la carrera oficial registró una buena entrada, pero no como ayer. Buena culpa de este "completo" es del sol que reinó durante toda la jornada y la agradable temperatura que se registró hasta que cayó la noche, desplomándose también el mercurio.

Después de frustrado Martes Santo, salvado a última hora por la Candelaria y la Bofetá, hay ganas de ver pasos. Y de pedir caramelos, "o lo que tengas", como repiten unos niños en las sillas. Se marcha la Dolorosa de la Hermandad de la Sed, con sones trianeros y macarenos, y llega la muy popular Hermandad de San Bernardo. Sabor a barrio antiguo y una marcada personalidad en la Campana que nunca debería perderse. Es el momento de recordar al compañero Fernando Carrasco, fallecido la pasada cuaresma. Mientras pasan los muchísmos nazarenos de la cofradía de uno de los arrabales sevillanos, los privilegiados que disfrutan de los balcones más cotizados de la Semana Santa disfrutan discretamente de unas viandas. Elegantísimos el discurrir del Cristo de la Salud, bañado por el sol que entra desde Alfonso XII, y la Virgen de Refugio, con marchas macarenas, por la Campana.

Se incorpora al palquillo el vicepresidente del Consejo, y delegado de la Madrugada, Manuel Nieto. La ciudad disfrutará hoy de su noche más hermosa, y Nieto recuerda el mensaje de tranquilidad que se lanza desde el Cecop para que el público esté tranquilo y no se pierdan los nervios por motivos nimios, como la caída de una silla. Un nazareno del Buen Fin pide la venia acompañado de un pequeño monaguillo. Bourrellier concede el paso a su hermandad. Llega el paso del Cristo del Buen, clásico en todo, y la llamada ante el palquillo va dedicada al presidente. En la Virgen de la Palma, con la noche ya encima, sucede lo mismo.

Apenas dos horas en la Campana dan para mucho. Para ver al presidente del Sevilla, José Castro, en uno de los principales balcones, o para ver como llega la Hermandad de la Lanzada desde el Duque con esas elegantes túnicas que cumplen cien años. Allí la esperan los hermanos García Acevedo.