Se lo venían reclamado sus seguidores de Sevilla con tan "tremenda" insistencia que "decidimos que no podíamos terminar la gira sin pasar por esta ciudad", decía ayer Eva Amaral a propósito de la actuación que ofrecerá el próximo 14 de septiembre en el Monasterio de la Cartuja junto a su colega el guitarrista Juan Aguirre. "La única manera que tenemos de dar las gracias por todo lo que nos ha dado la música y el público es dar siempre el mejor concierto que podamos. Y en eso estamos", añadía el guitarrista, cómplice inseparable en Amaral desde hace ya siete discos y casi 20 años.
El dúo zaragozano pasó por Sevilla ayer para promocionar esa actuación y animar la venta de entradas (a un precio de 25, en venta anticipada, o 30 en taquilla). De paso, algunos de sus seguidores más entregados y rápidos de reflejos pudieron llevarse anoche a la boca el caramelito de asistir al concierto en formato acústico que ofreció para un aforo reducidísimo -alrededor de un centenar de personas que consiguieron sus invitaciones a través de un sorteo realizado entre quienes compraron sus entradas para septiembre en las primeras 24 joras-, dentro del ciclo 43 Live The Roof y en un marco de esos que se dicen incomparables: la terraza del Hotel Inglaterra, con sus hermosas vistas del Ayuntamiento, la Catedral y el centro de Sevilla.
La actuación en el Monasterio de la Cartuja será la primera del grupo en la ciudad en cinco años, y una de las últimas antes de que ambos pongan el punto final a la extensa gira del disco Nocturnal -publicado en octubre de 2015- en el Palacio de los Deportes de Madrid con un concierto que, según explicaron, se grabará, en principio, con vistas a un lanzamiento discográfico que servirá para "recordar el momento tan especial" que, dicen, vive la banda. "Nos encanta el sonido y la energía que hemos conseguido crear en directo durante esta gira, con estas canciones", dijo Eva Amaral. "Va a ser un concierto largo, eléctrico, con canciones de todos nuestros discos hasta la fecha", añadió Aguirre.
Una vez terminada la gira en España y tras cumplir con algunos compromisos al otro lado del Atlántico -por ejemplo en el festival Gigante de la ciudad mexicana de Guadalajara-, "ni nosotros sabemos todavía lo que haremos, porque no somos muy buenos planificando y además así nos sentimos más libres", aseguró la cantante. Esa prerrogativa se la ha ganado el grupo a base de vender miles de copias, y eso mismo les ha permitido también, sobre todo en los últimos tiempos, disfrutar del estatus de banda para un público masivo mientras mantienen en su discurso una distancia prudencial respecto a los tics más antipáticos de la industria musical.
"El mundo de la música es muy raro, sí. Aunque también es verdad que a veces la gente de los medios complica las cosas en exceso -decía Aguirre-. La música es música, ya está. Es poner una canción y flipar. Nosotros, a estas alturas, sólo queremos escuchar buena música y, cuando la tocamos nosotros, disfrutarla como si fuéramos niños; como cuando teníamos 15 años y venían los grupos a tocar a Zaragoza y nos volvíamos locos, o cuando tenías una tarde rara, porque eras adolescente, y un disco te cambiaba el estado de ánimo. En eso estamos, eso es lo único que nos importa, lo demás es literatura".
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