Análisis

gumersindo ruiz

Juan Antonio Lacomba y la verdad en la historia

Mi relación con el profesor Juan Antonio Lacomba fue durante un tiempo bastante estrecha porque escribimos juntos la historia del Banco Hipotecario de España (BHE) -desde su fundación en 1872 hasta1986-, con la valiosa colaboración de dos jóvenes compañeros de universidad, los profesores Antonio Ruiz Molina y Luis de la Macorra. Dentro de un ejemplar he encontrado unas notas escritas por él para la presentación del libro, y en ellas, con la espontaneidad de algo escrito para una intervención oral, hay párrafos que reflejan la profundidad y honestidad con que planteaba la investigación histórica.

El trabajo se hizo gracias al interés mostrado por Julio Rodríguez y Cristina Narbona, a la sazón Presidente y Directora General del banco, en disponer de una historia que recogiera las vicisitudes de esta importantísima institución a lo largo de más de cien años. Como dice en sus notas Juan Antonio Lacomba, la colaboración entre un historiador y un economista, era una buena manera de poner en relación la creación y desarrollo de un instrumento financiero tan importante como el crédito hipotecario, con el entorno económico, social y político de un periodo extenso y complejo de la historia española. Además, el profesor Lacomba destacaba que ésta era sólo "una historia", pues aunque tuvimos acceso a una información exhaustiva, "otras fuentes y un distinto enfoque matizarían o replantearían algunas cuestiones aquí abordadas, así como la manera de hacerlo". No podía ser de otra forma, dada la "influencia del BHE en la vida política española, así como de la política en la vida del banco en determinados momentos".

Ahora que el crédito hipotecario está en el centro del debate de la crisis bancaria, y se cuestionan algunos fundamentos del mismo, es conveniente ver cómo a lo largo de una historia azarosa, y difícil de juzgar objetivamente, hay unos principios que garantizaban la sobrevivencia del banco. Uno era el nivel técnico de sus empleados y directivos, coexistente con una fuerte intervención política, pese a que el banco fue privado hasta 1962. Otro, la fortaleza de la garantía del bien hipotecado, lo que da seguridad a una financiación abundante y relativamente barata. Y, en fin, el impulso que la hipoteca da primero a la agricultura, y luego a la industria y al acceso a la vivienda. Juan Antonio Lacomba dice además que el libro quiere ser un acercamiento "al BHE en sus circunstancias", y pienso que con el mismo rigor y humildad, pero también con visión, deberíamos analizar en sus circunstancias lo ocurrido con las hipotecas, como punto de partida para cualquier juicio y reforma de las mismas.

Juan Antonio Lacomba fue un extraordinario historiador y una extraordinaria persona, cuyo valor intelectual quedará no sólo en sus escritos, sino en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de conocerlo. En cuanto a su tarea como catedrático, el entusiasmo que mostraba no puede recogerse mejor que en las palabras que nos envió su hija, Beatriz Lacomba Arias, al día siguiente de su muerte: "Su vida en la universidad y su trabajo le hicieron inmensamente feliz y los disfrutó como hacía con todo aquello que le gustaba".

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