Análisis

Gumersindo Ruiz

Leyendo los datos de la pobreza

La encuesta del INE sobre condiciones de vida en España trata tres aspectos. El primero mide la pobreza relativa, y aunque los ingresos medios por persona aumentan un 8,2% respecto al año anterior, hasta 14.082 euros, la distribución hace que haya más familias debajo del umbral que marca la mediana que es de 10.088 euros anuales para una persona, y 21.185 para dos adultos y dos menores. El segundo son las fatigas para pagar plazos, recibos, alquileres, lo que impide tomar vacaciones, comer bien, o tener un ordenador o un vehículo. Y el tercer aspecto resume las condiciones de trabajo. Poniendo las tres juntas, el índice (AROPE) para España sigue prácticamente igual, con un 26,5% de familias en condiciones relativas adversas, pero con muchas diferencias, pues están mejor que la media País Vasco, La Rioja, Navarra. Aragón, Baleares, Castilla y León, Madrid y Cataluña. En torno a la media Galicia y Asturias; peor, Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha y Murcia; y en una situación aún peor, Canarias, Extremadura, y Andalucía.

La clave está en el empleo, pues un 50% (mujeres) y 43% (hombres) de los parados viven en situación económica y social precaria, mientas que para quienes tienen empleo es sólo el 10,6% (mujeres) y 12,7% (hombres). El elevado paro, muy intenso en las mujeres, puede explicar la posición tan desfavorable de Andalucía, donde es necesaria una investigación en profundidad, y ver, por ejemplo, cómo evolucionan en la llamada curva de Beveridge el desempleo y los empleos vacantes. Es fundamental el papel del empleo no precario en las condiciones de vida, y de ahí la importancia de la reforma laboral y las subidas de salario mínimo que han favorecido a las mujeres; también la subida en las pensiones hace que los jubilados estén en una cifra relativamente baja, del 14%, en pobreza relativa. Junto con el empleo, un sistema de protección social fuerte –educación, salud, vivienda– es la principal defensa para los más desfavorecidos.

Está muy bien reivindicar la igualdad entre españoles, pero quizás habría que empezar dentro de la propia casa, y comunidades autónomas y ayuntamientos, con sus competencias y proximidad al ciudadano, deberían utilizar la metodología y detalle de la encuesta, establecer objetivos propios, y más que compararse con otros, mirar cómo sus políticas se concretan en mejoras de los niveles de vida. No hay necesidad de improvisar, pues Kremer, Duflo, y Banerjee, obtuvieron el Premio Nobel de Economía por sus trabajos estadísticos para medir la efectividad de intervenciones directas sobre la pobreza, de una forma distinta al pensamiento convencional, que busca indirectamente el alivio de la pobreza mediante mejora en las condiciones generales de la economía.

La pobreza da lugar a desesperación, y como dice el terrible Sirviente de la Nada, de Michael Ende : “la gente desesperada es muy fácil de controlar, y el que controla tiene todo el poder”. Esto lo vemos con el populismo, que no tiene soluciones para los problemas, ni saca a los pobres de su condición, pero les crea la falsa ilusión que necesitan, pues incluso en sociedades prósperas, ¿quién no se aferra a lo que sea cuando ve que sus expectativas de un mejor futuro se van desvaneciendo en el día a día?

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