En estas líneas quiero destacar la labor callada y muchas veces mal comprendida de los artesanos, a los que debemos mucho como cofrades; nuestra Semana Santa no sería igual sin el trabajo y el valor artístico de muchos de nuestros artífices que han hecho que las hermandades sevillanas y andaluzas sean punto de referencia a nivel nacional e incluso mundial. Muchas veces no nos damos cuenta lo que significa para un orfebre, bordador, imaginero, tallista… el cuidado y mantenimiento de su obra una vez concluida, cuando se hacen cambios e incluso reposiciones sin tener en cuenta el estilo y calidad de la obra, pues casi siempre la ignorancia es atrevida. Hay que concienciar a los cofrades la importancia del mantenimiento y conservación de estas obras artesanales e informarse por quien sabe. Pues no es el primer caso que por ignorancia o por reducir algunos costes, no se cuida las piezas como deberían.

Igualmente las hermandades cada vez más se están mentalizando en la necesidad de una buena conservación de sus enseres protegiéndolos de la humedad, de la temperatura, etc., y guardándolos en lugares adecuados y adaptados para ello con la ayuda de especialistas.

Antes señalé que los artesanos no siempre son comprendidos, muchas veces nos dejamos llevar por aficionados y no por especialistas como son ellos, porque lógicamente son más baratos, pero hay que pensar en el trabajo a realizar y en el paso del tiempo; y no podemos fomentar el intrusismo, aunque sea con buena fe para ahorrarse unos euros. Hay que pensar en el conjunto de la cofradía y en la calidad artesanal.

En Andalucía y en Sevilla en particular tenemos la suerte de tener grandes artífices artesanales, que no sólo crean escuela, sino que son mantenedores de oficios que hay que conservar y apoyar porque forman parte de nuestra cultura y sus trabajos hay que valorarlos como obras de artes contemporáneas.

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