La ventana

Luis Carlos Peris

Brioso pulso con la caída de la hoja

INDUDABLEMENTE, el periodismo lleva en su mochila una carga vocacional capaz de conseguir que si Mahoma no va a la montaña se haga posible el que sea la montaña la que vaya en busca del profeta. Hace poco me topé con un caso que muestra cómo el periodismo logra parar el tiempo viendo cómo dos viejos rockeros coincidían en un trabajo periodístico que nos congratuló. En Viva Sevilla, un octogenario tan ilustre como Nicolás Salas trazaba una semblanza de un colega que está a punto de entrar en el cada vez menos exclusivo club de los que nunca más cumplirán los ochenta años. Este aspirante a ser socio de dicho club es Fernando Gelán, quizá el periodista con más capacidad de trabajo que un servidor ha tratado. Qué bien parada salió la profesión cuando Fernando orilló la cámara para patearse la vida a fin de contarla en su Olivetti. Felicidades, amigo.

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