La crónica económica

Rogelio Velasco

Crecimiento y mercado de trabajo

AUNQUE no contemos aún con información completa acerca del comportamiento de la economía española durante el último trimestre del pasado año, algunos indicadores adelantados tanto de bienes de consumo duradero como de inversión, así como del mercado de trabajo, apuntan a una desaceleración respecto de los periodos inmediatamente anteriores.

El efecto más positivo de la fase expansiva que la economía española viene disfrutando desde hace catorce años, se ha materializado en el gran aumento del empleo, que ha estado creciendo a un ritmo anual medio próximo al 3 por ciento ¿Qué perspectivas tenemos para los próximos meses?

En la actualidad, la tasa de crecimiento del PIB necesaria para que se cree empleo neto en España es muy baja, del orden del 1 por ciento. Al contrario de lo que ocurrió durante la década de los ochenta y primeros noventa, las reformas laborales llevadas a cabo y la intensidad de la expansión del sector de la construcción y otros que hacen un uso intensivo de mano de obra, han permitido reducir casi a la mitad la tasa de paro. Una cuestión clave que explica esta evolución, es que muchos de los nuevos puestos de trabajo creados lo son en sectores con escasa productividad.

Con toda seguridad puede afirmarse que en los próximos doce meses, la economía española continuará creando empleo neto, por la simple razón de que el umbral para crearlo es tan reducido que no podemos imaginar un escenario en el que el PIB no crezca por encima del 1 por ciento. Otra cosa distinta es que la tasa de paro siga en el entorno del 8 por ciento. Para que sea así, el crecimiento de la población activa tiene que situarse por debajo del 3 por ciento, que ha sido el ritmo del pasado año, suponiendo que no se va a modificar notablemente el umbral de creación de empleo del 1 por ciento durante los próximos meses.

En la medida en que la fase expansiva haya atraído a población extranjera que se ha incorporado al mercado español y que vaya a retraerse como consecuencia de un ciclo económico menos expansivo, el ritmo de crecimiento de la población activa disminuirá y la tasa de paro no se elevará notablemente. Pero no podemos estar seguros del comportamiento de los colectivos que desean incorporarse por primera vez al mercado de trabajo o de aquellos otros que buscan un nuevo empleo.

En cualquier caso, la variable salario como factor explicativo del volumen de empleo, adquiere especial relevancia cuando las condiciones macroeconómicas se deterioran. Los datos referentes al tercer trimestre de 2007 no son buenos. Mientras que la tasa de crecimiento de los salarios en España fue del 4,7 por ciento, en la zona euro crecieron sólo un 2,5. Esta brecha salarial tan elevada no puede ser compensada por el crecimiento tan reducido de la productividad y, en consecuencia, se genera una pérdida de competitividad respecto de las economías de la UE.

No estamos seguros de que el acuerdo firmado por los principales sindicatos y la CEOE el mes pasado, con vigencia para este año, sea suficiente para que el mercado laboral no sufra un notable deterioro, en un entorno macroeconómico que puede agravarse rápidamente.

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