EL Gobierno de la nación ha tenido a bien acordarse de los ayuntamientos, las instituciones más asfixiadas económicamente, para repartirles fondos europeos que deben ser invertidos a partir del primer trimestre del 2009 con el fin de mejorar equipamientos y reducir el desempleo. En el Consistorio hispalense están de enhorabuena, y yo que me alegro porque se tiene la intención de invertir en los barrios el dinero que pueda conseguirse por esta vía. Pero no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Es el momento de mirar con lupa si la coyuntura se va a aprovechar para hacer populismo en los barrios repartiendo soldadas de pan para hoy y hambre para mañana que no vertebran actividad alguna de valor añadido, productividad, innovación y bienestar colectivo, o se destinan a pagar labores que redundan en mejorar la europeización de todo el vecindario.

Si me permiten sugerir dos prioridades, son la modernización de los colegios públicos y la construcción de aparcamientos subterráneos. El retraso en los párkings es una deuda histórica para el crecimiento sostenible de la ciudad. Y la desventaja educativa con Europa tiene su primer lastre en las deficiencias estructurales de muchos colegios e institutos. Si a los padres de alumnos del I.E.S. San Jerónimo les pidieran opinión, lo tienen claro: que instalen de una puñetera vez un sistema eléctrico en condiciones, porque las aulas han comenzado el curso, aunque parezca mentira, con el suninistro de obra, y no se pueden utilizar los ordenadores de la segunda modernización por riesgo de fundirlos a la primera de cambio. Si consultan a los padres del colegio Bandarán, en Bellavista, serían igual de raudos: que construyan al fin una pista multideportiva y remocen sin dilación un centro que en 37 años no ha tenido casi un ápice de inversión.

Si le preguntan a Europa, también aprobaría mejor educación, mayor movilidad y menos contaminación por atascos.