LLEGA Athletic Club esta noche a Heliópolis y lo hace nimbado por un prestigio que ni se recordaba. En la retina del fútbol según Sevilla prevalece la exhibición que ofrecía la noche del 20 de noviembre en Nervión, lugar donde prácticamente laminó al propietario de la casa mediante un partidazo que hubiese firmado el mismísimo Fútbol Club Barcelona. Y es que resulta delicioso ver a este equipo, cómo su entrenador lo ha vuelto como si fuese un calcetín para redondear un grupo que juega de oído, entre otras cosas porque ya los niños del Bocho recitan de carrerilla una alineación donde no existen las rotaciones.

Tras un arranque dubitativo en el que, por cierto, dobló la rodilla ante un Betis que inundó de fútbol la Catedral, Bielsa dio con la tecla y en cuanto acertó ya no se bajó del burro aunque sea, con el Barça, el único que sigue en las tres competiciones con que comenzó el curso. Y esta noche juega contra un equipo que es todo lo contrario, que no para de hacer cambios y que aventura para la ocasión un nuevo chaparrón de innovaciones... y eso que Pepe Mel parecía haber dado con su tecla particular aquella noche lluviosa del último domingo del verano. Pero empezó quitando a Beñat en Getafe y ya no paró de hacer cambios en todo el ejercicio, no siempre obligados.

¿Qué pasará esta noche en Heliópolis? Pues sólo cabe decir que el Betis necesita el triunfo como el aire para vivir tras los barquinazos últimos con el Granada más el adobo de una imagen lamentable en Palma. Será una empresa complicada porque estamos ante el mejor Athletic que se recuerda, un equipo que juega a ritmo endemoniado, que cuenta con una cimentación defensiva fuerte, un centro de campo dinámico y con fútbol, el ingenio de Muniain, el poderío de Llorente y la omnipresencia de un futbolista llamado De Marcos que está siendo la sensación de la temporada. No estará Ander Herrera, pero por sanción, no por decisión caprichosa de su entrenador.