las dos orillas

José Joaquín León

Imputados y no imputados

EL gremio de los políticos imputados sigue ganando nuevos miembros. Uno de los últimos ha sido Antonio Rodrigo Torrijos, primer teniente de alcalde, portavoz y candidato de Izquierda Unida en las próximas elecciones municipales, que ha sido imputado por la juez Mercedes Alaya en la causa por la venta de los terrenos de Mercasevilla. Es curioso que, en los últimos tiempos, muchos imputados parecen satisfechos, casi orgullosos por su imputación, pues dicen que así se defenderán mejor. Esto ya lo manifestó el ex consejero de Empleo de la Junta, Antonio Fernández, cuando lo imputaron. Yo siempre había pensado que la mejor defensa en estos casos de corrupción no es un buen ataque, sino que no te imputen de nada, monada. Pero parece que no. Imputados viven algunos mejor, o igual de bien que antes.

Es cierto que un imputado no está condenado, ni es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Un imputado puede ser culpable o inocente. En este país, un imputado es culpable siempre y cuando no sea de los nuestros, sean los que sean; y además debe dimitir, mejor hoy que mañana. Por el contrario, en este país, un imputado es inocente y ha sido acusado como por casualidad, porque pasaba por allí y le tocó la china, cuando sí es de los nuestros; en cuyo caso no debe dimitir ahora, de ninguna de las maneras. Y si lo condenan, ya lo veremos. Por ejemplo, si va a la cárcel porque lo trincaron con las manos en la masa, habría que verlo. La corrupción es de los otros, no de los nuestros.

Así se está consiguiendo que una parte sustancial de la población piense que todos los políticos son unos sinvergüenzas, lo cual tampoco es cierto. Son sinvergüenzas sólo quienes lo son. En principio, los condenados. Y puede que el día de mañana también lo sean algunos imputados; o que no, ya se verá. En todos los casos, hay que poner al imputado en su sitio. Un imputado goza a priori de la presunción de inocencia. Sin embargo, no es un señor que pasaba por allí y lo pillaron al azar, sino "una persona a la que se le atribuye participación en un delito, siendo uno de los principales sujetos de ese proceso penal".

Si al señor Torrijos lo han imputado en el caso de Mercasevilla es por algo, por ciertos indicios que habrá observado la juez Alaya. Lo mismo que en el caso del consejero Fernández. Tampoco es por casualidad. Como todavía no han sido condenados (y puede que no lo sean, o sí), ya dependerá de su partido que le den apoyo. Si Izquierda Unida se quiere arriesgar a que su cabeza de lista y portavoz en Sevilla pueda ser condenado por un caso de corrupción, es legítimo que lo haga. Tan legítimo como que otros les adviertan de que juegan con fuego y se pueden quemar.

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