Cartel de tronío esta noche en el coliseo de Dato. Llega el equipo más laureado en la historia doméstica de un deporte allí inventado y aguarda un anfitrión con la obligación de ganar para no depender de nadie en el objetivo de sobrevivir en el lujo de la competición con más glamour, la Champions League. Tatachín, tatachán, cuando den las nueve menos cuarto en todos los relojes de Nervión, con todos ustedes, el Liverpool Football Club.

Ladies and gentlemen, damas y caballeros, partido en la cumbre continental entre los dos favoritos del Grupo E para continuar en la competición. Un triunfo local propulsaría al Sevilla a esa Arcadia feliz que es el primer puesto. El panorama no es igual siendo primero que segundo y, tras aquellas tablas de Anfield, una victoria esta noche será como tocar el cielo con las manos. Aquel resultado situó al Sevilla en una situación que aunque se ensució en Moscú, sigue siendo boyante.

Aquel penalti que erró Firmino hace dos meses largos en Anfield dejó al Sevilla en una situación inmejorable, luego no se hicieron los deberes junto al Kremlin, pero que las cosas sigan pintando tan bien para los de Berizzo como es depender de uno mismo a estas alturas de la liguilla es para darse con un canto en los dientes. Claro que se trata de un pleito complicado ante un grande de los auténticos y ciertamente picado por sus antecedentes comunes con el Sevilla.

La victoria en la final de Basilea y el empate de Anfield son como banderillas de fuego en la piel de los Reds. Son dos despabiladeras que hacen que los de Jürgen Klopp, otro damnificado en sus cruces con el Sevilla, arribe más temible de lo debido. Pase lo que pase, lo cierto es que este Sevilla con mejores resultados que fútbol habrá de subir sustancialmente de nivel para que la visita del legendario equipo inglés se remate con ese mismo aire festivo que ahora la rodea.