PARECÍA en un principio que se trataba de una nueva forma de vender humo, pero el tiempo se ha ido encargando de demostrar la bondad del invento. Se trata de la forma en que el Sevilla optimiza sus recursos a base de una sucesión de campañas de imagen. Una campaña tras otra, a cual más imaginativa, y en una demostración palmaria de que detenerse es sinónimo de retroceso, el Sevilla y su departamento de marketing saben moverse de forma pragmática para progresar en esta competitiva sociedad que nos rodea. Cada año un eslogan y todo bajo el denominador común de que lo mejor está por llegar.

Dicen los que están en las entrañas de la cosa que esta campaña próxima a ver la luz es una concatenación de mensajes más o menos subliminales que tendrán un indudable tirón entre los sevillistas. Más pegada que nunca, o así, es el nuevo eslogan, el título de un corto que, dicen, va a hacer furor entre la cada día más numerosa clientela sevillista. Un ejemplo a tener muy en cuenta el de este Sevilla que preside José María del Nido, que dirige José María Cruz y en el que brilla con luz propia el trabajo y la imaginación de Manolo Vizcaíno. Detenerse es retroceder resulta un aserto indudable como el de comprar barato y vender a precios estratosféricos.

El otro día me contaba un preboste de Urbanismo que lo que el Sevilla va a hacer en el estadio va a ser una mina, un chorreo de dinero para siempre, nada del pan para hoy y miseria para mañana que, por ejemplo, fue lo del Stirling. Así es el Sevilla que Del Nido impide que se detenga ni siquiera para tomar impulso. Ni detenerse ni mirar al pasado si no es para darle a la historia el brillo que se merece, el brillo que hace que el presente sea aún más rutilante y el futuro se aguarde con una ilusión fundada. Un año más, campaña de imagen del Sevilla, lo que parecía venta de humo se ha consolidado como una espléndida manera de hacer proselitismo y de instalarse en el éxito.