QUÉ haría IU? Ésa es la gran pregunta, la que tiene en zozobra al socialismo andaluz, a la vista de lo que está pasando en Extremadura. Es decir, si lo resultados de las próximas elecciones autonómicas en Andalucía fuesen similares a los extremeños, con el PP ganador, pero sin mayoría absoluta, IU podría optar por abstenerse, lo que convertiría a Javier Arenas en presidente de la Junta, colocando al PSOE, por primera vez en la historia, en la oposición. O, por el contrario, podría votar con el PSOE, permitiendo que los socialistas continuasen en el poder, exigiendo, a cambio, las lógicas contrapartidas.

Si nos fijamos en lo que ha ocurrido en Andalucía, tras las elecciones municipales, nos daremos cuenta de que, aunque en algunos municipios no haya habido acuerdos entre PSOE e IU, han sido muchos más en los que se han ayudado entre ellos, lo cual indica que, salvo casos muy puntuales, las relaciones entre ambas formaciones de izquierdas no han llegado al nivel de deterioro que viven en Extremadura, lo cual despejaría un tanto el terreno para llegar a posibles acuerdos en el futuro. Hay que tener en cuenta también que las experiencias de gobierno entre PSOE e IU han sido numerosas en Andalucía. Por ejemplo, en el último cuatrienio, en los ayuntamientos de Córdoba, Sevilla, Jaén y algunas diputaciones. A todo esto hay que añadirle la sintonía que parece existir entre Cayo Lara y Diego Valderas, quien, por cierto, a una pregunta mía en un programa de radio, fue tajante al afirmar que, si dependiese de su voto, Javier Arenas, no gobernaría Andalucía.

Se recuerda ahora, y lo hacen los propios dirigentes del PSOE, la legislatura 2004 - 2006, la llamada "legislatura de la pinza", en la que Chaves, con 45 diputados, de un total de 109, vivió dos años de gobierno en minoría parlamentaria, acosado desde dentro por los guerristas, y desde fuera por la acción combinada de PP, IU y PA, que llevó a la convocatoria anticipada de elecciones, al no poder aprobar el presupuesto del 96. Pero hay que recordar que entonces el coordinador general era Luis Carlos Rejón y, a nivel nacional, Julio Anguita, que insistían en aquello de "programa, programa, programa" y creían en el famoso sorpasso, lo que permitió, entre otras cosas, que el PP obtuviese las alcaldías de las ocho capitales andaluzas, con sólo cuatro mayorías absolutas.

Pero ahora las circunstancias son absolutamente distintas, los líderes, salvo Arenas, son otros y el caudal de experiencia ha engordado. Por eso, Javier Arenas sabe que necesita la mayoría absoluta y, además, ahora la ve no sólo posible sino probable, y también sabe que Andalucía no es Extremadura.

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