Lozana castañera en manga corta mientras unos ingleses que habían venido al fútbol se solazan ante unas frías cervezas al sol de la Avenida. Curioso paisaje que en nada debiera corresponderse a la época del año que vivimos. Un tiempo desvirtuado por el propio tiempo meteorológico que nos ha tocado en suerte, o mejor dicho, en desgracia. La castañera ante el humeante negocio pero vestida de riguroso verano sin explicarse ni ella misma para qué unas castañas asadas a más de veinte grados de temperatura, junto a un numeroso grupo de sonrosados ingleses en pantalón corto y helada birra. Un retrato anacrónico y que sería impensable si no fuese por la crudísima realidad de la broma que estamos padeciendo. Con los campos sedientos y las restricciones ya realidad en muchos lugares, la vida se hace cada día más insostenible, como un sarcasmo demoníaco.