Provincia

Descuartiza a su tío y convive con los trozos del cadáver durante tres días

  • La Policía detiene al autor del crimen, de 38 años, que mató el viernes a su tío, de 54, en el domicilio de ambos en Dos Hermanas. Aún faltan por aparecer las extremidades Se baraja que discutieron por la adicción del sobrino.

A los encargados de la bodega Sebastián, en la plaza Cazalla de la Sierra de Dos Hermanas, les sorprendió este fin de semana no tener noticias de uno de sus parroquianos más asiduos. Diego de Dios Ronda, de 54 años, no era sólo un cliente habitual, sino que tenía cierta amistad con los dueños del negocio, al que acudía a diario. "Teníamos mucha confianza con él, nos hacía hasta algún recado de vez en cuando". A los tres socios que llevan la bodega ya les llamó la atención no verle el sábado. Pensaron que estaría enfermo. El domingo, viendo que también faltaba, ya se plantearon ir a buscarlo a su casa por si necesitaba algo, pero tuvieron demasiado trabajo y finalmente no lo hicieron.

Ayer, poco después de abrir, volvieron a extrañarse de la ausencia de Diego. Tres días y sin que éste hubiera dado antes alguna explicación les pareció ya bastante raro. Dos de los tres encargados del bar fueron a buscarlo a su casa. Diego de Dios vivía en el segundo derecha del número 21 de la calle Las Cabezas de San Juan, a unos escasos doscientos metros de la bodega. Antes de llamar a su puerta, se encontraron con una vecina, a la que le preguntaron. "La última vez que lo vi fue el viernes", les dijo. "Igual que nosotros. Desde entonces no lo vemos". Llamaron a la puerta de su casa y les abrió el sobrino de Diego, Francisco Javier Román de Dios, de 38 años. Este hombre llevaba viviendo con su tío desde el pasado verano, cuando había vuelto de Barcelona.

Los encargados de la bodega le preguntaron por su tío y el sobrino les dijo que no sabía nada de él. Esta respuesta resultó sospechosa a los dueños del bar. "Es muy raro que vivas con una persona y no sepas nada de ella en tres días y no hagas nada, ¿no cree usted?". Ante las respuestas incoherentes de Francisco Javier Román, los responsables de la bodega decidieron llamar a la Policía Nacional. Una patrulla de este cuerpo se presentó en el lugar de los hechos minutos después, mientras quienes la habían llamado esperaban abajo, en la puerta del bloque. Pasaban pocos minutos de las dos de la tarde.

Los policías que entraron en el piso se encontraron con el cuerpo descuartizado de Diego de Dios. Su sobrino confesó el crimen, que ocurrió el viernes. Dijo que había matado a su tío y que luego había diseminado los restos del cuerpo por distintas partes de la vivienda. Incluso se había deshecho de las piernas. La Policía estuvo ayer buscando las extremidades por los contenedores de basura próximos al domicilio, sin que hallaran nada. En las próximas horas, un grupo de agentes revisará la basura que se trata en el vertedero de Montemarta-Cónica, en Alcalá de Guadaíra, planta donde se depositan todos los residuos de Sevilla, Dos Hermanas y otros municipios de la provincia.

La Policía detuvo al presunto autor del crimen, que fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior de Sevilla, donde pasó la noche de ayer y donde en las próximas horas será sometido a un interrogatorio por parte del Grupo de Homicidios de Sevilla, que se ha hecho cargo de la investigación del caso. Falta por esclarecer qué herramienta o arma empleó el asesino confeso para matar y descuartizar a su tío, y cuál fue el móvil del crimen. La teoría más sólida apunta a una discusión entre los dos parientes, posiblemente derivada de la adicción a las drogas y al alcohol del sobrino.

La relación entre Diego de Dios y Francisco Javier Román, según cuentan algunos vecinos, era muy tensa. El sobrino vivía con su tío desde el verano, pero se pasaba algunas semanas fuera, sin que nadie supiera muy bien adónde iba. En el bar Don Joselón, donde a veces comían ambos, cuentan que nunca los vieron discutir, pero era evidente que no se llevaban bien. Apenas se hablaban. Diego solía comer algunos días en este restaurante, situado a la vuelta de la bodega Sebastián. "A lo mejor se pasaba una semana viniendo todos los días y luego no venía hasta la siguiente. A veces nos dejaba a cuenta lo que comía y nos pagaba cuando él cobraba. Jugaba de vez en cuando a las tragaperras", decía ayer una de las empleadas de este negocio, en el que tomaba un vino José Alfredo Pastor, que hace mes y medio le compró un piso a Diego. "El sobrino vendía cedés piratas por los bares del barrio. Que sepamos, ni él ni su tío trabajaban", decían en el bar.

Diego de Dios estaba separado y deja al menos un hijo. Tenía también tres hermanas. Varios familiares se encontraban ayer junto al cordón policial mientras los operarios de los servicios funerarios retiraban los restos del cuerpo, sobre las cuatro y media de la tarde. Ninguno de ellos quiso hacer declaraciones. A esa hora, Adrián, otro de los encargados de la bodega, cerraba el negocio, con los ojos rojos y antes de la hora prevista.

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