El descuartizador de Dos Hermanas mató a otra persona en Cataluña

Francisco Javier Román de Dios pasó trece años en prisión por un homicidio doloso

Los operarios del servicio funerario retiran el cadáver de la vivienda de la calle Las Cabezas de San Juan de Dos Hermanas.
Los operarios del servicio funerario retiran el cadáver de la vivienda de la calle Las Cabezas de San Juan de Dos Hermanas.
Fernando Pérez Ávila

07 de marzo 2016 - 05:03

El descuartizador de Dos Hermanas tenía un único antecedente en su historial delictivo: un homicidio doloso cometido a principios del siglo XXI en Cataluña. Francisco Javier Román de Dios, de 38 años, mató a otra persona en la provincia de Barcelona y cumplió una condena de trece años de cárcel por ello. Cuando salió de prisión, el verano del año pasado, se trasladó a Dos Hermanas a vivir con su tío, Diego de Dios Ronda, de 54 años, al que presuntamente mató y descuartizó el pasado 26 de febrero.

Francisco Javier Román de Dios tenía problemas con las drogas y el alcohol, que posiblemente fueron el origen de la discusión que terminó con el asesinato de su tío. Román de Dios propinó un fuerte golpe en la cabeza a su familiar, que le había acogido en su casa después de que su madre lo echara de la suya por sus adicciones. Para ello empleó un objeto contundente que no ha trascendido aún, ya que la investigación permanece bajo secreto de sumario.

Después de matarlo, el asesino despedazó a su tío. Le cortó las piernas con un serrucho y las arrojó a un descampado a las afueras de Dos Hermanas. También le cortó otros miembros y arrojó partes del cadáver a los contenedores de basura próximos al domicilio en el que ocurrieron los hechos, en el piso segundo derecha del número 21 de la calle Las Cabezas de San Juan de Dos Hermanas.

El crimen se cometió el viernes 26 de febrero, pero el asesino convivió con los restos del cuerpo de su tío durante tres días más. El mediodía del 29 de febrero, extrañados por el hecho de que Diego de Dios llevara tres días sin aparecer por su negocio, los dueños de la Bodega Sebastián fueron a buscarlo a su casa. La víctima frecuentaba a diario este local, situado a unos escasos doscientos metros de su domicilio. Alarmados por una ausencia que se prolongaba ya tres días, dos de los tres socios del bar se desplazaron a la vivienda de Diego para comprobar si le había ocurrido algo. Primero se cruzaron con una vecina, que les confirmó que ella tampoco lo había visto desde el viernes 26. Luego llamaron a la puerta de su piso y les abrió su sobrino, quien les dijo que tampoco sabía nada de su tío.

Los hosteleros, viendo que la reacción del sobrino no era nada coherente porque ni había buscado a su tío por los hospitales ni había presentado una denuncia ante la Policía por desaparición, llamaron al 091. Una patrulla de la Policía Nacional se desplazó pocos minutos después hasta la vivienda y descubrió el cadáver troceado de Diego de Dios. El cuerpo sólo tenía el tronco y le faltaban las extremidades. El sobrino confesó que lo había matado y dijo que había diseminado las extremidades por distintos contenedores de basura.

Un día después, en su declaración ante el Grupo de Homicidios de la Policía de Sevilla, volvería a admitir que mató a su tío y guió a los investigadores hasta el lugar en el que había arrojado las piernas de la víctima. Los agentes recuperaron las extremidades, al tiempo que el juzgado de Instrucción número 5 de Dos Hermanas, encargado del caso, decretaba el secreto sobre las investigaciones. El día siguiente, el jueves 3 de marzo, el juez enviaba a prisión a Francisco Javier Román de Dios por el crimen de su tío.

El asesino confeso vivió casi toda su vida en Cataluña. Durante años residió en Mataró y, antes e entrar en prisión por su primer homicidio, trabajó como soldador en una empresa de maquinaria de Gerona. Así consta en el perfil que mantiene abierto en la red social Linkedin. Los últimos trece años se los pasó cumpliendo condena por un homicidio doloso. En Dos Hermanas vivía de lo que se sacaba vendiendo CD y DVD piratas y residía con su tío, con el que mantenía una tensa relación dados sus problemas con las drogas y el alcohol.

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