Sevilla

Un testigo protegido ratifica ante la juez que la Perla intervino en el tiroteo en las Tres Mil en el que murió la menor

  • Esta persona, que acudió a declarar acompañada del padre de la víctima, asegura que la matriarca del clan portaba una pistola con la que efectuó “numerosos disparos”

El testigo protegido que presenció el tiroteo de las Tres Mil Viviendas en el que falleció una niña de siete años -Encarnación S. S.- ratificó ayer en el juzgado su declaración ante la Policía Nacional, en la que situó a la matriarca del clan de la Perla, María del Carmen B., en el escenario del crimen e incluso le atribuyó sin duda alguna su participación en el mismo. El testigo protegido, cuya identidad se mantiene en el anonimato para garantizar su seguridad, confirmó en su comparecencia en el juzgado de Instrucción número 20 que cuando se produjo el tiroteo, vio a la Perla portando un arma pequeña, pero a su juicio era una especie de "metralleta", ya que efectuaba "numerosos disparos".

La testigo ha afirmado que ella presenció lo ocurrido, pero no alertó al 112 ni llamó a la Policía, aunque sí contó lo que había visto en una reunión de vecinos. También ha reconocido que acudió a declarar al Grupo de Homicidios acompañada del padre de la niña fallecida, que la llevó en su coche y la devolvió al barrio tras haber declarado.

Según su testimonio, la Perla intervino en el tiroteo, disparando una pistola al tiempo que gritaba: "Matad al Faíto, Chata sal, me cago en tus muertos. Yoni sal, maricona". La defensa de la Perla insiste, por el contrario, que la matriarca del clan no tiene ninguna participación en los hechos y que ni siquiera estuvo aquella noche en el lugar del tiroteo.

Al testigo protegido que ha declarado hoy en el juzgado le llamó especialmente la atención cómo disparaba la matriarca del clan, porque eran tanto los disparos que movía la mano de izquierda a derecha, alcanzando toda la fachada. En una de las ráfagas se le fue la mano hacia arriba, como si hubiese perdido el control del arma, momento en el que, según el testimonio del testigo protegido, se le acercó el hijo y le dijo: "Mamá ya está bien que vas a matar a las personas de arriba".

El testigo ha ratificado además que en ningún momento los miembros del clan de los Perla tuvieron que ponerse a cubierto porque no estaban siendo agredidos por la familia de Faíto, el delincuente a quien estaban buscando por su implicación en el secuestro de un hijo de la Perla.

La juez que investiga el caso también escuchó hoy el testimonio de un segundo testigo protegido que realizó una llamada de alerta al 112 tan sólo diez minutos después del tiroteo, alertando de que había visto a varios miembros del clan de los Perla fuertemente armados, por lo que avisó de que parecía que iba a producirse "una batalla campal", ya que iban pertrechados con pistolas, escopetas, bates de béisbol y palos.

El sumario del caso, que supera ya el millar de folios, también incluye la llamada que la mujer del Faíto realizó al servicio de emergencias 112 cuando se estaba produciendo la agresión y los disparos, que incluso se escuchan de fondo en la grabación de la conversación con la operadora, que tuvo lugar a las cero horas del día 21 de agosto pasado.

En su declaración ante la Policía, esta mujer reconoció que tan sólo unos minutos antes su cuñada, con la que estaban alojada con sus tres hijos desde hacía sólo unos días, recibió una llamada informándole de que los Perlas "habían quitado de en medio a todos los niños, han sacado las escopetas y se han montado en los vehículos". Ante este aviso, cerraron las ventanas para ocultarse y en ese momento vieron llegar tres vehículo del que se bajaron "muchos individuos", aunque, según su testimonio, todos eran varones, lo que descarta la presencia de la matriarca. A continuación se refugiaron en el cuarto de baño, la única habitación sin ventanas, y entonces oyeron los disparos, alcanzando tres proyectiles en el televisor y la pared. Esta testigo reconoció a la Policía que su marido debía 6.000 euros a la Perla por la compra de droga y también el incidente con el hijo de Antonio G., el Coleta, al que en mayo pasado arrebató un cordón de oro que luego vendió para comprar estupefacientes. Por eso habían huido de las Tres Mil Viviendas, ya que estaban amenazados.

Su marido, Faíto, corroboró en su declaración esta versión de los hechos, que atribuyó a que por aquel entonces estaba "enganchado". Faíto afirmó que entre los miembros del clan que estaban disparando se hallaban el Coleta, un hijo de éste, ambos con escopetas, y tres hermanos de María del Carmen B., mientras que un cuarto hermano -Gregorio, que fue detenido en Mérida el pasado viernes- portaba una palo y una cadena. También incluye entre los intervinientes a otro hermano del Coleta, al que apodan McGyver y un hijo de éste, aunque estos últimos no llevaban armas. Además había otros cuatro o cinco individuos con pistolas, según este testimonio.

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