Vivir en Sevilla

No diga Navidad, diga 'mapping'

  • El espectáculo de luces y sonido innova este año al apelar al público con fuego y cañones de confeti.

Después de los clásicos refritos cómicos y musicales del 31 de diciembre, las familias españolas se reúnen en torno al televisor cuando se acerca la medianoche del último día del año. Los presentadores, preocupados porque su público no confunda los cuartos con las campanadas, dan paso a los anuncios que despedirán la Nochevieja antes de conectar con el reloj de la Puerta del Sol. El recuerdo de esos últimos minutos publicitarios sobrevoló este miércoles la Plaza de San Francisco poco antes de las siete de la tarde. Donde suele haber motos y veladores, cientos de personas esperaban para ver lo que se ha convertido en uno de los acontecimientos de la Navidad en Sevilla. "Supongo que el mapping será como el del año pasado. El Ayuntamiento se congela, luego se rompe y vuelta a empezar". No sonaba muy halagüeña la predicción de la joven Reyes Mojarro, que ha visto las tres proyecciones y acudió a la sesión inaugural. 

Después de una cuenta atrás -también patrocinada- los asistentes conocieron a Estrella, la niña sevillana que hila los doce minutos de proyección y que tardó poco en quedarse dormida. Pronto quedó patente que esta pequeña tiene unos sueños algo extraños, ya que la sombra de un dragón apareció tras las ventanas del Consistorio en los primeros momentos, mientras se troceaba la fachada incompleta del edificio. 

En un guiño al título del mappingSueños de agua, la lluvia hizo acto de presencia y de ella brotó una jungla que se metía dentro del inmueble y donde la protagonista se balanceaba en un columpio de lianas. Fue entonces cuando los presentes se llevaron el primer susto y, tras una ruidosa explosión de confeti, una nube de mariposas monarca cubrió la piedra tallada. 

El líquido elemento volvió a gran escala en forma de un río Betis surcado por Estrella, que iba sobre una nave romana para, de esta manera, acercarse a la historia de la ciudad. El barco evolucionó hasta convertirse en las naos que conquistaron América y la denominación del río también se actualizó a su versión en castellano, aunque los vestigios de Híspalis volvieron cuando apareció un mosaico de Poseidón, el dios griego del mar, y la medusa con sus cabellos de serpiente. Pero el monstruo principal del espectáculo fue el dragón que se intuyó al principio y que incendió las ventanas de la casa consistorial. El calor volvió a la Plaza de San Francisco cuando el reptil escupió fuego -literalmente- desde la planta alta del Ayuntamiento. 

La bestia cosechó algunos gritos, pero Estrella logró escapar. Hasta que se encontró con un enorme pez que se tragó el submarino en el que surcaba el fondo de un océano imaginario. La pequeña despertó del sueño y el público respiró tranquilo cuando descubrió que los animales fantásticos no eran más que los juguetes que pueblan las estanterías de la protagonista. El espectáculo cerró con una nueva sesión de luces, sonido y llamas, sin olvidar a un belén donde Jesús, María y José se movían al ritmo de un villancico flamenco popular. 

"Increíble. Lo mejor es la deconstrucción del edificio", afirmó Samuel Barrasa, que acudió por primera vez con su mujer e hijos y otra pareja. Los niños, que ya son expertos en el mapping después de tres ediciones, acabaron entusiasmados, aunque cada uno con un elemento: el dragón, el fuego y la cabeza digital que hace las veces de presentador de cada función. Reyes Mojarro se perdió entre el gentío, pero no parece que este año la cosa se haya quedado en lo mismo de siempre.

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