"Menos mal que después presentamos la Fiesta de la Piragua, porque con este asunto seguro que mañana nos ponéis a parir en los periódicos". El asunto al que hace referencia la voz anónima es la fiesta homenaje por el 50 aniversario de la revolución cubana que se celebrará mañana en el Muelle de la Sal de Sevilla y que tiene como único patrocinador al Ayuntamiento de Sevilla. Un total de 12.000 euros de las arcas municipales se dedicarán a sufragar los costes de un programa en el que se incluye manifestación, lectura de manifiesto, el visionado del vídeo Oda a la revolución (cubana, se entiende) y música de allende los mares.

Para publicitar el acto, que comenzará a las 19.30 en los Jardines del Cristina, de donde partirá la manifestación que obligará a cortar un sentido del Paseo de Colón durante una hora, se ha optado por un cartel en el que se muestra a la santísima trinidad de la revolución cubana, donde Fidel Castro -con su look de juventud en Sierra Maestra- impera sobre unos empequeñecidos Che Guevara y Raúl Castro. Más menguados todavía los logos del Ayuntamiento y de los convocantes.

Comenzó haciendo los honores el propio delegado de Juventud, José Manuel García, quien, sin que nadie se lo pidiese, quitó importancia al hecho de que el Consistorio pagase un acto político a favor del régimen caribeño. Como ejemplos de otras actividades que garantizan la "pluralidad" del área que dirige recordó los fondos destinados al concierto del Miserere, la Feria del Libro, la Prebienal de Jóvenes Creadores o Sevilla Foto 2009.

Tomó el testigo el cónsul de Cuba para Andalucía y Extremadura, Ricardo Rodríguez, quien, sin apenas hablar del evento, aprovechó la audiencia de periodistas allí congregada para alabar los logros de los 50 años de revolución y cargar contra los EEUU (nada fuera del guión).

Pero, sin duda, la estrella fue el alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso, famoso por sus insultos al Rey de España, que comparecía como representante "estatal" del Movimiento de Solidaridad con Cuba. Barroso, en un tono profesoral y de superioridad que no abandonó durante toda la intervención, no dudó en afirmar la superioridad de la "democracia cubana" sobre la democracia española. "En Cuba cualquiera tiene la oportunidad de salir elegido como representante del pueblo, algo que no ocurre en España", dijo el político, quien se definió como "marxista-leninista en paro".