Qué es un compás? Como tantas palabras puede tener varios significados: un instrumento que ayuda a trazar, a dibujar… que hace años era muy usual en los colegios, también puede ser un antiguo artefacto que marcaba el rumbo en la mar. Para la música tiene que ver con el ritmo o cadencia de una pieza.

La palabra compás recuerda al término “compasar” como sinónimo de “arreglar, medir o proporcionar algo de modo que ni sobre ni falte… regular, reglar, ajustar, acomodar, moderar.” (según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua). Así se relaciona con el sentido de la medida, de la proporción, de la moderación... que hemos vivido en esta ciudad y que tradicionalmente ha sido parte del carácter sevillano.

Por ejemplo, “van al mismo compás” las medidas de un paso de palio y las de una calle auténticamente sevillana, que en perfecta proporción se combinan de forma insuperable. Desgraciadamente hemos ido perdiendo desde hace ya muchos años el sublime escenario que el tejido urbano significaba para las cofradías. Los ensanches, los derribos, las edificaciones de ínfima calidad arquitectónica han borrado ese escenario. Pero no solo por esa pérdida se ha resentido la estética cofrade de la hermandad en la calle, sino también por las carencias de gusto y de medida en todos los aspectos y en nuestra propia mentalidad y forma de ser.

Se llama compás además a un espacio físico que antecede a un convento o a una iglesia ¡Cuantos perdimos en Sevilla! Algunos (pocos) quedan y en ellos la paz, la belleza y la serenidad nos llenan cuando entramos, cuando pisamos su suelo. Hemos llegado al Compás de un convento, como el que da entrada a la iglesia del Cristo Descendido de la Cruz y la Virgen de la Piedad, a la Hermandad. ¡Que quede fuera el bullicio, las prisas de la ciudad...! ¡que queden fuera nuestros rencores, egoísmos, vanaglorias, envidias, y sobre todo que quede fuera la intolerancia…! Sólo así recuperaremos nuestra personalidad sevillana del sentido de la medida en la vida y en las acciones. Aún podemos estar a tiempo.

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