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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Las clausuras o tirarse piedras en el tejado propio

Demostrado cómo el Sevilla está luchando contra los cerriles, no parece justa la sanción

Siempre sostuve que clausurar un estadio es una forma de que el fútbol se tire piedras sobre su tejado. Nunca creí que un club fuese responsable de la actitud de algún o algunos espectadores, como ningún Gobierno puede responsabilizarse de un acto terrorista. Por todo esto, siempre condené decisiones como la que ha surgido para dejar desierta una parte del Gol Norte del Sánchez Pizjuán por el cerrilismo de gente que sobra en la sociedad.

Nos consta cómo el Sevilla anda luchando contra esa gentuza que, bajo la excusa de ir de jugador número doce, no hace más que echarle mierda a la imagen del club. Cómo expulsó a los autores del ominoso acto en Reyes Católicos la víspera de recibir a la Juventus debería ser motivo más que suficiente para separar el papel del club y el de esos indeseables que tanto daño hacen, pero, según se comprueba, nada de eso ha servido para que los sanedrines eximan al Sevilla.

Ya sé que llovía sobre muy mojado, pero existe el precedente del Molinón, clausurado parcialmente por llamar negro a Williams y que no habrá de cumplir castigo tras haber prosperado sus recursos. Por ello hay que ser optimista en el caso del estadio sevillista, pero sin que tenga sentido aducir como agravio comparativo que no se castigue igual las pitadas al himno y al Rey en las finales de Copa, ya que esos partidos se juegan en recintos neutrales y ¿a quién va a castigarse?

Si se juega en Mestalla o en el Calderón sería injusto que castigasen al Valencia y al Atleti cuando ninguno de sus equipos estaban en liza en esos momentos. Creo que prosperará el recurso del Sevilla, pues no parece posible que más de lo que hace por erradicar los malos modos de su casa sea posible. Creo que pasaron ya los tiempos en que el cerrilismo tenía cobijo en el regazo de los clubes, hoy eso se combate como se puede y el fútbol no debe llenar de piedras su tejado.

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