Documento de conclusiones

Entidades cívicas concluyen que el Anillo Verde de Sevilla debe ser "metropolitano, azul y con participación ciudadana"

Visita guiada a la Isla de Tercia con motivo de las jornadas del Anillo Verde.

Visita guiada a la Isla de Tercia con motivo de las jornadas del Anillo Verde. / @AnilloSevilla

Las asociaciones, instituciones y asistentes a las jornadas de reflexión El Anillo Verde de Sevilla y su Área Metropolitana. Una visión ampliada y ciudadana han elaborado un documento de conclusiones que se resume en la necesidad de mejorar el proyecto para que sea metropolitano y azul, e impulsarlo de la mano de la sociedad civil.

Las entidades recuerdan que la ciudad de Sevilla y su Área Metropolitana se ven afectadas por los rigores del cambio climático y las previsiones la sitúan como una de las áreas de gran vulnerabilidad de la región mediterránea, según los informes científicos más recientes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y otros organismos internacionales.

La legislación obliga a las administraciones a actuar en consecuencia. Las entidades ciudadanas, conscientes de que la revegetación y naturalización de las ciudades es un instrumento fundamental en la mejora climática urbana y en la salud física y mental de las personas, y preocupadas por la situación de emergencia climática que afecta a nuestra ciudad y su entorno, exponen.

PRIMERO. Es necesario mejorar el proyecto municipal de Anillo Verde de Sevilla.

El proyecto de Anillo Verde formulado por el Ayuntamiento de Sevilla (2021) puede y debe ser mejorado sustancialmente con la incorporación, a sus más de 40 km de trazado lineal, de espacios emblemáticos de gran valor natural y rural para la población de más de un millón y medio de habitantes que conforman el Área Metropolitana de Sevilla. Isla de Tercia, Los Gordales, Dehesa de Tablada, Cortijo del Cuarto, Lagunasdel Sapo o San Nicolás Oeste, entre otros, son lugares estratégicos enlazados por el Anillo Verde que añaden a sus valores naturales otros de características históricas, culturales y patrimoniales. Además, en distintas zonas de Sevilla y diversos municipios de su corona metropolitana, se desarrollan actuaciones lideradas por la ciudadanía que pueden completar esa red verde interconectada, alcanzando e incorporando también espacios rurales y agrícolas de singular interés.

SEGUNDO. El Anillo Verde debe ser una propuesta metropolitana.

Se considera imprescindible la conectividad con los principales recursos naturales, paisajísticos y patrimoniales del área metropolitana de Sevilla, el Bajo Guadalquivir, el Aljarafe, Los Alcores y otros lugares relacionados en esta malla territorial.

TERCERO. El Anillo Verde debe ser también Azul.

La red hidrográfica de ríos y arroyos constituye un conjunto de corredores verdes y ecológicos con gran potencial de comunicación entre muchos barrios de la ciudad. Restaurar sus tramos deteriorados y abandonados, recuperar sus riberas y establecer conexiones articuladas son actuaciones necesarias en las riberas del Guadalquivir, desde el río Rivera de Huelva al Guadaíra, en los arroyos Tamarguillo y Ranillas, así como en los suelos portuarios y espacios fluviales análogos.

CUARTO. La participación ciudadana es indispensable.

La ciudadanía debe cumplir su papel protagonista en la toma de decisiones de un bien para el interés general y tiene que participar desde sus inicios en el diseño, ejecución y seguimiento del proyecto de Anillo Verde de Sevilla y su Área Metropolitana. El proyecto debe someterse a información pública, garantizando su permeabilidad a las propuestas de los distintos actores sociales que sean susceptibles de enriquecerlo. La puesta en marcha de una actuación como el Anillo Verde es una gran oportunidad para cohesionar los movimientos y asociaciones ambientales y culturales de Sevilla e implantar canales estables de colaboración con las administraciones y entidades implicadas, públicas y privadas.

QUINTO. El Anillo Verde debe ser un recurso para la movilidad sostenible.

Las administraciones tienen que contemplar el Anillo Verde como un sistema interconectado de movilidad no motorizada entre los espacios públicos previstos, incorporando ejes y corredores peatonales, ciclistas y cercanía del transporte público.

SEXTO. Debe ser complemento educativo y cultural de la población.

El conocimiento de los valores ecológicos y culturales y su aportación a la educación ambiental de la población son objetivos que contribuirán al bienestar colectivo y como instrumento eficaz para la protección y conservación del Anillo Verde.

SÉPTIMO. El Anillo Verde debe incluir otros espacios de interés.

Considerar así mismo en su configuración otros recursos que integran el patrimonio natural, desde el arbolado presente en el viario urbano, el jardín de barrio, el parque metropolitano, los espacios agrícolas, los forestales y los espacios naturales protegidos en el territorio.

OCTAVO. Es necesaria una actualización ambiental del planeamiento.

Tanto el Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla (PGOU, 2006) como el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS, 2009) han de incorporar en sus documentos de planificación las actuaciones previstas por la normativa actual ante la situación de emergencia climática.

NOVENO. El plazo de implantación debe ser 2030.

Proponemos el horizonte 2030 para su ejecución, en coincidencia con los objetivos ambientales de reducción de gases de efecto invernadero y neutralidad climática que la ciudad de Sevilla ha asumido en sus distintas estrategias, acuerdos y declaraciones en el ámbito de la sostenibilidad urbana.

DÉCIMO. Un proyecto compartido y referente.

Emplazamos al Ayuntamiento de Sevilla y a las administraciones competentes, Gobierno, Junta de Andalucía, Diputación de Sevilla y ayuntamientos metropolitanos, a crear un grupo de trabajo que incluya a las distintas entidades implicadas, asociaciones y sociedad civil, para iniciar el proyecto del Anillo Verde de Sevilla y su Área Metropolitana y materializar una actuación referente en calidad de vida, empleo y riqueza.

Avances desde el Acuerdo de París de 2015

Desde el Acuerdo de París (2015) los distintos países del mundo han asumido los objetivos de adaptación, mitigación y resiliencia ante los efectos del cambio climático.

La Unión Europea ha tomado la iniciativa poniendo en marcha iniciativas como el Pacto Verde Europeo (2019) y la Ley Europea del Clima (2021) y el deber de los países miembros de implantar estrategias y planes de acción con un primer horizonte de resultados fijados en el año 2030.

España a su vez cuenta con una Ley de cambio climático y transición energética (2021) y un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030), además de otros documentos de planeamiento estratégico como la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas (2021) para la creación de una red ecológica de espacios naturales y seminaturales por todo el territorio de nuestro país.

La Ley de medidas frente al cambio climático y para la transición hacia un nuevo modelo energético en Andalucía (2018) y el Plan Andaluz de Acción por el Clima (2021-2030) obliga a todos los municipios a elaborar Programas Municipales contra el Cambio Climático.

Por otro lado el Plan Director para la Mejora de la Conectividad Ecológica de Andalucía (2018) formula las directrices para la interconexión de los territorios con valores naturales y la creación de infraestructuras verdes que garanticen los flujos ecológicos y movilidad de las especies silvestres.

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